Creado en: octubre 20, 2021 a las 10:28 am.
20 DE OCTUBRE: IMPULSO Y COMPROMISO
Para cada uno de los habitantes en esta tierra y los que en diversas partes del mundo permanecen fieles a la Patria y la levantan como estandarte de identidad, el 20 de octubre marca un hito en el camino de libertad y justicia elegido por quienes nos legaron una nación independiente y soberana.
Al rememorar el canto primigenio del Himno de Bayamo, aquel día de 1868, en la primera villa arrebatada a la metrópoli española, debe recordarse que nació apenas diez días después de que Céspedes en Demajagua se alzara contra la dominación colonial y libertara a sus esclavos.
Cuando Fidel Castro, ante la frustración de una república que traicionó los ideales martianos y la subordinación de los políticos a la órbita neocolonial de Estados Unidos, quiso dar una señal para que sus contemporáneos combatieran por recuperar la dignidad y reencauzar los derroteros de la Patria, apeló simbólicamente a la campana del ingenio de Céspedes, al trasladarla, con la anuencia de los veteranos de la gesta independentista, desde Manzanillo hasta la Universidad de La Habana en noviembre de 1947.
La Revolución triunfante en 1959 no se limitó a completar el ciclo emancipador iniciado el 10 de octubre de 1868 ni a reanimar el sentido del Himno Nacional entonado por primera vez por los bayameses; abocada a la transformación radical de la realidad económica y social del país, bajo los principios del socialismo y con clara inspiración martiana, abrió posibilidades inéditas de realización colectiva, llevadas a cabo en medio de la siempre recrudecida hostilidad imperial
Para los escritores y artistas agrupados en la UNEAC este 20 de octubre significa renovar el impulso creador y el compromiso con los valores éticos y humanistas que animan la proyección revolucionaria. Por ello defendemos, la participación inclusiva y promovemos el diálogo constructivo y mutuamente enriquecedor con la vanguardia política, a la vez que trabajamos por la necesaria e impostergable restauración del tejido social y el empoderamiento comunitario.
Ningún dogma y plena libertad. Como principio irreductible, el derecho a la Revolución aexistir y defenderse, más ante enemigos que intentan derrocarla. Lo que estos persiguen no es un simple cambio de sistema político, sino como se ha visto, la pretensión de destruir la nación y la identidad misma desde sus bases más profundas.
Sin cultura no hay libertad posible. De ahí que sostengamos, como en aquel congreso fundador de nuestra Unión, que defender la Revolución es defender la Cultura.
Secretariado de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba