Creado en: enero 15, 2022 a las 10:52 am.
El Jazz y la Música cubana llegaron juntos al mundo
Cuba, con toda prevención, se ha empeñado en celebrar el 37 Festival Internacional Jazz Plaza ante las inclemencias del tiempo pandémico, del 18 al 23 de enero de 2022. Lo hará en tres espacios teatrales: Sala Avellaneda y Sala Covarrubias del Teatro Nacional, en la Plaza de la Revolución, así como en los teatros América, de Galiano y Neptuno en Centro Habana, y la Sala Tito Junco del teatro Bertolt Brecht, en la calle Línea entre J e I, El Vedado.
HISTORIA
La historia del jazz tiene relación con Cuba, ambas nacen dentro de las músicas de negros esclavos o libertos que vivían en una total miseria, discriminación y desamparo, luchando por la supervivencia.
En esa tragedia de enorme pobreza, surge el jazz en Estados Unidos, a veces en medio de lamentables inundaciones del Mississippi, como la de 1892.
Igualmente, en Cuba, la música negra se desarrolla entre los herederos de los esclavos, la gente mestiza que va sobreviviendo dentro de la pobreza.
En esa primera etapa del jazz, todo era muy rústico, primitivo, pero con sentimiento y corazón. Muchos de los primeros cantantes de blues eran ciegos, lo acompañaban negros jóvenes que también se iban convirtiendo en cantantes. Interpretaban cantos de trabajo y oraciones de templos religiosos.
Desfilaban por las calles con piquetes o cuadrillas, ejecutaban bailes de origen francés, aprendidos de oído, escuchando, imitando una música no escolar que a la larga deriva en otro tipo de música más espontánea y viva. No olvidemos que el oído se desarrolla al no saber leer la música.
Estos músicos, para sobrevivir, se dedicaban a casar conejos, pájaros y hasta ratones, según me contó Quincy Jones en su visita el 30 de abril del 2017, en el Día Internacional del Jazz.
NUEVA ORLEÁNS-LA HABANA
Nueva Orleans, una ciudad tropical, cosmopolita, era como un caldero parecido a La Habana, donde se fundían los grupos de descendencia (como se le dice ahora a las razas). Era un puerto vibrante de emigrantes, en el que se reunían españoles, africanos, franceses, italianos, colonizadores, haitianos. Cubanos, criollos.
Músicas y todo tipo de productos arribaban a través de los barcos en el puerto, hasta llegaban tambores, prohibidos o disfrazados. La máxima diversión eran los músicos exóticos para aliviar la nostalgia y el peso que gravitaba sobre los emigrantes.
Nueva Orleans, en tiempos de la colonia poseía una exótica, híbrida y excitante mezcla de elementos musicales. La ciudad fue prosperando por el comercio de la zona del puerto por donde entraban las materias primas. La demanda de diversiones musicales creció extremadamente. En 1836 llegó una compañía de óperas italianas procedentes de La Habana.
Muchos de esos negros eran músicos, asumían el doble oficio y eran admitidos para que le tocaran a los bailarines. La inauguración del distrito Storyville (zona de burdeles) fue en 1897, el jazz se convierte en una profesión. Todo esto tendría mucho que ver en el futuro desarrollo de la música estadounidense, particularmente en relación con el origen y crecimiento del jazz.
Un músico cubano, nacido en 1863, llamado Manuel Pérez se convirtió en una verdadera leyenda del jazz; entre 1890 y 1898 tocó en distintas bandas hasta que formó la suya propia, llamada Imperial Band. Más tarde visitó Chicago y otras ciudades norteñas y regresó a Nueva Orleans a principios del siglo XX.
Como regla general la sección rítmica de la banda de jazz clásica de Nueva Orleans se componía originalmente de guitarra, violín, contrabajo y batería (con inclusión del tambor de cuerdas). Algunas pocas de las bandas primitivas también tenían entre los instrumentos rítmicos el piano o el banjo. El piano era considerado un instrumento rítmico, aunque poseía un papel doble, pues se asocia al grupo melódico mediante los adornos de la mano derecha. El banjo fue raramente usado antes de 1918, época en la que frecuentemente empezó a reemplazar a la guitarra.
Todas las condiciones se dieron en Nueva Orleans, como en La Habana, para que se produjera una música tenaz, vibrante y cosmopolita. Es así que surge el jazz a dos manos –diría yo atrevidamente- entre los Estados Unidos y Cuba.
Entre los más resonantes festivales de jazz en el mundo, hay que contar con el Festival Internacional Jazz Plaza, que existe desde 1980, hace 42 años y 37 ediciones por donde han pasado todos los grandes : Desde Dizzy Gillespie (1985) hasta los más connotados de Cuba: Chucho Valdés, Paquito D’Rivera, Gonzalito Rubalcaba y cientos de estrellas nacionales. Hay que conocer el gran festival cubano cada año para saber el glamour del jazz internacional que, de paso les cuento que, siempre encontrarán el “toque cubano” de tumbaos y montunos: de sones, guarachas, mambos, rumbas, salsa latina y cubana de la buena.