Creado en: mayo 29, 2023 a las 10:57 am.
Una «tempestad» de Buena Fe
Con el proverbio turco de «los perros ladran, pero la caravana avanza», hacemos alusión al acoso de que han sido víctimas los miembros de Buena Fe, por parte de individuos empecinados en boicotear sus presentaciones en diferentes escenarios españoles.
Hablamos de una batalla que, de antemano, tales sujetos saben que la tienen perdida, porque sencillamente, resulta imposible desacreditar el profundo impacto de la cultura cubana, expresada a través del catálogo de músicos del rango profesional y de respetabilidad de Buena Fe.
Acudir desde el escándalo y la vulgaridad propiciada por la intolerancia del fascismo para denigrar la ética que enaltece la obra de Israel Rojas y Yoel Martínez –verdaderos creyentes de sus canciones inspiradas por la fe en el mejoramiento humano que postula el Apóstol– constituye una prueba fehaciente de la carencia de valores y de principios del enemigo, realidad que lo hace sentir moralmente derrotado.
Por eso, estamos plenamente de acuerdo con el Maestro al afirmar que, «cuando se va más allá de la razón para defender algo, es porque no se halla dentro de la razón manera de defenderlo».
Resultan irracionales los sucesos acaecidos, así como la imposición de la llamada cultura de la cancelación que se puede apreciar por estos tiempos en Europa. Si absurdos nos parecen los argumentos esgrimidos para agredir a nuestros músicos, igualmente inconcebible es la cultura de la cancelación en donde se prohíbe la promulgación pública del arte ruso, ya sea en manifestaciones literarias, musicales o en las artes plásticas. Cuesta trabajo creer que en pleno siglo XXI, a glorias de la cultura universal como el escritor Fiódor Dostoievski o el compositor Piotr Ilich Chaikovski se les encuentre actualmente censurados en países de Europa occidental. Pero los integrantes del prestigioso dúo cubano profesan la mayor afinidad con el espíritu de otro pensamiento martiano, al reconocerse que «más puede la simpatía que la envidia, porque hay sobre la tierra más flores que serpientes y en el cielo más nubes azules que oscuridades anunciadoras de huracán».
Para atreverse a opinar sobre Buena Fe, no basta con escucharlos, pues hay que sentir en carne propia la vibrante conmoción que se crea por la acogida del público de su tierra natal. Es la aceptación mutua para recrear un entorno de emotiva conectividad, en el cual predomine el pleno disfrute de su música, además de invitarnos a reflexionar sobre temas acuciantes de nuestras realidades.
Sus canciones nos resultan conmovedoras por el nivel de compromiso a favor de la vida, visible en un tema como La tempestad, por solo citar uno de ellos. No debe ser difícil imaginar que estas propuestas rebosantes de amor del patio sean gratamente recibidas dondequiera que ellos las presenten.
Y para concluir este abrazo solidario a Buena Fe, traemos a colación una lapidaria sentencia martiana sobre el significado que encierra para él un anillo, prenda que, aunque no la llevemos en nuestras manos, la sabemos tallada tanto en el corazón de Israel como en el de Yoel, al igual que en el alma de millones de cubanas y de cubanos: «Yo tengo un anillo de hierro y tengo que realizar proezas férreas. El nombre de mi país está grabado en él, y he de vivir o morir por mi país».
(Tomado de Granma)