Creado en: diciembre 3, 2023 a las 08:07 pm.

Mario Ciria

Vivíamos en la casa de huéspedes de San Miguel 1023, hacinados en cuartos de tres o cuatro camas, según el caso, o más bien, según el pago. Todos éramos estudiantes universitarios, incluyendo a los dueños de lo que nosotros habíamos bautizado como la posada maldita. Mario Ciria era un periodista de Santiago que cursaba el último año de Derecho. Lo llamaban muy a menudo por el único teléfono instalado en un pasillo de la casa de huéspedes. Sostenía largas conversaciones con amigos o clientes. En una oportunidad en la que yo estaba esperando una llamada, sonó el teléfono. Acudí presuroso. Preguntaban por Ciria. Sin pensarlo dos veces, contesté: “¿Usted no sabe lo de Ciria? Murió esta mañana de un infarto. Está tendido en la funeraria Caballero”, y colgué. Poco después entraba mi llamada y me olvidé del asunto. La llamada anterior procedía de Santiago de Cuba.

Era la esposa de Ciria la que llamaba. Como es lógico, la falsa noticia de su fallecimiento conmovió a los familiares y amigos, que estuvieron llamando reiteradamente, mientras yo disfrutaba de mi charla con un materialito que había conocido la noche antes. Desesperado, el padre de Ciria voló a La Habana para comprobar, aliviado e indignado, que todo había sido una terrible broma de mal gusto. Me creí en la obligación de confesarle a Ciria que había sido el autor de la falsa noticia, sin prever el resultado, ya que no sabía que la llamada era de su casa, etcétera. Me sorprendió su serenidad. Me contestó con una sonrisa: “Donde hay desquite, no hay agravio”, y siguió tratándome con su jovialidad acostumbrada.

Poco después llegaron las vacaciones de Navidad y me fui para mi pueblo. Allí, en la página de policía de un periódico habanero, pude leer, no sin asombro, la singular noticia: “Detenido en La Habana, por corrupción de menores, el estudiante Enrique Núñez, de Quemado de Güines, y vecino de San Miguel 1023, en esta capital”. Una detallada información del inexistente suceso ocupaba casi media columna del rotativo habanero. Firmaba la información, ya yo me lo había imaginado, Mario Ciria.

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