Creado en: febrero 24, 2024 a las 08:13 pm.
Descansa Juana Bacallao
Próxima a cumplir 99 años, Juana Bacallao, ícono de la cultura popular cubana, murió este sábado en La Habana, a consecuencia de un tromboembolismo pulmonar que estaba siendo tratado en el hospital militar Carlos J Finlay.
Desde que ingresó a la institución sanitaria a mediados de semana, Cuba estuvo pendiente de su estado. No pocos, desde las redes sociales, anticiparon el desenlace sin verificar la certeza del hecho, algo en cierto modo explicable por el cariño que le profesaban quienes por décadas advirtieron en ella la gracia suprema y la notable singularidad de su entrega artística, reconocida quizá tardíamente con el Premio Nacional del Humor en 2020.
Al comentar el suceso luctuoso, Alpidio Alonso, ministro de Cultura, la evocó como “carismática y querida artista cubana, instalada para siempre en el imaginario de nuestro pueblo”. La Uneac compartió la noticia del deceso y calificó a Juana como un símbolo de la más entrañable identidad insular. En 2008, las Fuerzas Armadas Revolucionarias la condecoraron con la entrega de la réplica del Machete del Generalísimo Máximo Gómez.
Autor del libro Juana la Cubana, el colega Lázaro Caballero, texto que reúne entrevistas y testimonios sobre la artista en una entrega que será imprescindible para tener una imagen lo más completa posible de su trayectoria, la siguió en la enfermedad y la despidió con la convicción de que en lo adelante crecerá su leyenda.
Juana nació el 26 de mayo de 1925 en La Habana. Negra, pobre y huérfana, estigmas en la sociedad de su época, fue descubierta por el maestro Obdulio Morales, quien al pasar por una calle escuchó la voz de la muchacha empleada doméstica en una casa en altos.
Morales la fichó para un espectáculo en el teatro Martí. Ella dejó de ser Neris Amelia Martínez Salazar para convertirse en Juana Bacallao –la guaracha del maestro caló en el público-, Juana la Cubana.
No fue fácil la ascensión al estrellato ni la estabilidad económica, solo conseguida con las transformaciones revolucionarias en el campo de la cultura. Juana estuvo en el centro de la vida nocturna habanera, con actuaciones rutilantes en el Salón Rojo del Capri, e incursiones en escenarios foráneos en Estados Unidos, España, República Dominicana y otros países de la región.
Perfiló un estilo único de recrear el son, la guaracha y los temas afrocubanos, y sobre todo forjó toda una mitología a su alrededor, con anécdotas ciertas e inciertas pero chispeantes e irrepetibles.