Creado en: junio 27, 2024 a las 11:39 am.

¿Qué se graba hoy en Cuba?

Foto Tomada de la ACN

Por Oni Acosta Llerena

El disco físico sigue siendo una importante plataforma promocional y comercial para nuestros músicos, y un medio tecnológico que se rehúsa a desaparecer forzosamente de nuestro entorno.

Mientras el acceso a otros soportes internacionales de contenidos y difusión para uso profesional de los músicos cubanos radicados en la Isla sea condicionado por la segregación política a que nos somete el bloqueo económico de Estados Unidos, el CD será una de las herramientas confiables –en cuanto a soberanía musical– que se utiliza en nuestro país.

La llamada crisis del disco físico en el planeta ha llegado también a Cuba, y no solo como efecto dominó en cuanto a la catalización de otras maneras de consumo, sino que también se han ido cerrando otros mercados foráneos donde nuestras discográficas encargaban la fabricación de discos, a pesar de los altos costes de fletes, aduanas y demás.

Ahora bien, ante esa compleja paradoja que involucra mercados, tendencias, presupuestos y otros temas inherentes a la industria, ¿se graba más o se graba menos en la Cuba de hoy?, ¿qué se graba?

Si bien nuestras casas discográficas enfrentan retos y caminos muchas veces escabrosos para darle forma a un determinado proyecto y sacarlo a la luz, no dudo en afirmar que se graba mucho y con exquisita calidad hoy día, más allá de presupuestos y otras cuestiones que, aunque importantes, no logran frenar ni ralentizar los procesos creativos en los estudios. Se trata de una verdadera dicotomía para estos tiempos en los que algunos creen –y otros abogan– por un colapso sonoro y discográfico en Cuba.

Las producciones que este año optaron por premios en Cubadisco pueden dar una mirada panorámica –y también sólida– sobre tal fenómeno, y aunque obviamente existen espacios en blanco en determinadas zonas del espectro sonoro nacional, no puede decirse que no se graba con calidad en nuestro país. Ahora bien, si no hay crisis creativa ni números alarmantes en cuanto a producciones discográficas, ¿por qué muchos piensan que sí? ¿Por qué ciertos sectores poblacionales no acceden o desconocen muchas de esas propuestas?

A pesar de contar con discos y artistas de calidad, nos está faltando el paso final, y ello podemos dirigirlo directamente a la no jerarquización ni profesionalización de espacios en el país, al ser muy pocos los que aún conservan su caracterización y son fieles a tales retos: si un sector determinado desea consumir boleros, pero el lugar que reúne a artistas del género nos propone reggaetón apenas acaba el bolerista, no hemos hecho nada.

Este es un ejemplo, pero bien pudiera aplicarse al revés, ya que no es un secreto que el género urbano tiene altísimo nivel de convocatoria y consumo, así como la música popular bailable, pero no son culpables de las descontextualizaciones que sufren día a día. Debe existir coherencia entre la variopinta gama musical de todas las tendencias del país y los sitios para su consumo, donde se requieran los géneros y sus cultores ya sea por convocatoria, aforo, tradición, acústica y más. Así, quizá lo que se graba en Cuba llegue de manera eficaz a sus respectivas audiencias, sin vulneraciones sonoras ni estéticas.

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