Creado en: julio 5, 2024 a las 09:00 am.
Emociones y presencias en el Festival
Por Madeleine Sautié
Sin que ello atenúe la celebración, el 43 Festival del Caribe, que hasta el día 9 es todo un hecho en la ciudad de Santiago de Cuba, tiene también sus espacios reflexivos. No les falta color a estos escenarios en los que las voces de intelectuales, investigadores y periodistas se escuchan para vertebrar, desde la teoría, asuntos relacionados con la festividad, y dejan en los participantes el conocimiento que sustenta lo que se disfruta.
Con ese sentir se han vivido los primeros acordes del Coloquio Internacional El Caribe que nos une, inaugurado ayer en la Marquesina, sala del teatro Heredia. El investigador Omar López Rodríguez avivó el sentimiento de admiración por la cultura del estado brasileño de Bahía, al que se dedica la Fiesta del Fuego en esta edición, al impartir la conferencia magistral Dos miradas al patrimonio caribeño: Santiago de Cuba y Salvador de Bahía. En la disertación, la ciudad anfitriona lució sus hermosas galas, junto a la del gigante sudamericano, al mostrarse en ella la amplia confluencia entre las urbes.
La historia, la identidad, la cultura, y la gente que la hace posible trascendieron en las declaraciones compartidas, dejando en el aire un orgullo, visible en los participantes, entre los que se encontraban Orlando Vergés, director de la Casa del Caribe y Christian Vargas, embajador de Brasil en Cuba.
PEDRO DE LA HOZ, PRESENTE EN SU FESTIVAL
Ni Santiago ni un festival del que se sintió parte ineludible olvidaron al prominente intelectual Pedro de la Hoz, fallecido hace hoy (5 de julio) justo un mes, y a quien, sin embargo, se le siente presente en la fiesta, a juzgar por la alusión a su persona, en la propia inauguración del festejo; y por el espacio, dentro del coloquio, reservado para homenajear la vida y la obra de quien mereciera en la pasada edición del Festival el Premio Internacional Casa del Caribe.
«Santiago es la ciudad donde mejor me siento en mi país», se le escuchó decir a Pedro desde el fragmento de una sentida entrevista que le concediera al periodista Gonzalo González, uno de los ponentes, quien aseguró que Pedro se sintió hijo de esta tierra.
Reinaldo Cedeño, otro de los oradores, consideró cada uno de los encuentros que en su vida laboral sostuviera con Pedro un intercambio enriquecedor, y aseguró que «su exégesis de la cultura jamás nubló su claro espíritu de cubano».
Las palabras de Víctor Hugo Leyva, Orlando Ocaña y Manuel Fernández Carcasés encomiaron la labor de Pedro como agudo artífice del periodismo cultural, «seducido por la savia africana que nos nutre»; como luchador contra el racismo y la discriminación racial, y defensor de la dignidad de los hombres.
Virginia Alberdi, compañera de Pedro y presente en el homenaje, agradeció a Santiago el cariño, similar al que Pedro le profesara a la más caribeña de las ciudades cubanas, y dijo haber venido aquí a encontrarlo en la espiritualidad de esta tierra, a la que siempre él quiso venir, y en la que, definitivamente, desde la sentida recordación, ha hallado y percibe en cada colorido del Festival.
