Creado en: agosto 14, 2024 a las 06:20 am.

Para Fidel, en su cumpleaños 98, dos regalos literarios desde la UNEAC

Por Aylin Herrera Reyes

Otra vez la literatura volvió a convidar, a mover recuerdos y a hablar de un hombre irrepetible en la historia de Cuba y del mundo: el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz (1926-2016).

En conmemoración del aniversario 98 del natalicio del líder histórico, la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) dedicó este martes la jornada a la presentación de dos obras que hablan al lector de Fidel y sus dimensiones éticas y humanistas, desde los textos “Comunión de ideas. Eusebio Leal, un hijo de su tiempo”, de Abel Enrique González Santamaría, y “Fidel Castro, el arte de gobernar”, de Yunet López Ricardo.

Sobre el primero, Ernesto Limia, historiador y vicepresidente primero de la Asociación de Escritores de la UNEAC, expresó que evidencia el pensamiento y acción de un hombre de la talla de Eusebio Leal (1942-2020), quien contribuyó a sembrar valores en la nación cubana.

La obra de Leal de levantar un casco histórico derruido y convertirlo en una hazaña social, cuya dimensión política es incalculable, también fue posible gracias a Fidel en medio de la profunda crisis del Período Especial en los años 90 del pasado siglo, comentó Limia.

Para este investigador, la relación entre ambas figuras puede resumirme en breves sintagmas: palabra empeñada, palabra cumplida. Ante las incertidumbres y confusiones que impone el mundo actual, se necesita del filtro moral de hombres como Leal y Fidel, señaló.

González Santamaría, por su parte, comentó que en “Fidel Castro, el arte de gobernar”, de la periodista Yunet López Ricardo y con prólogo de Miguel Díaz-Canel Bermúdez, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la República, se tejen historias impresionantes a partir de los testimonios de varios de los colaboradores del líder histórico.

Es un texto del que pueden desprenderse otras investigaciones, pues el pensamiento de Fidel es inagotable y porque fue un hombre que trascendió su tiempo, refirió.

Sobre el libro, editado por Ediciones Alejandro, González Santamaría opinó que se puede utilizar para que las generaciones más jóvenes y las que están por venir conozcan la vida y la estirpe de una figura excelsa como la del Comandante.

Fidel nos enseñó la continuidad de la Revolución cubana, su génesis que no se reduce a un día o una fecha específica, sino de procesos que constituyeron a una nación, afirmó el investigador.

Dijo que el arma más importante del invicto líder para la defensa de la mayor de las Antillas fue la verdad y que convidó al pueblo a pensar, profundizar y a polemizar sobre diversos temas con cabeza propia.

Contó cómo Fidel nunca dejó de visitar a los universitarios, a los artistas e intelectuales, a los obreros en las fábricas, a las personas en los barrios y a los campesinos, lo que lo convirtió en un político capaz de movilizar a las masas.

Su autora lo definió como un hombre con arte para gobernar porque sembró una escuela de dirección, con autonomía y originalidad, puntualizó.

Es un libro donde todo el que se asome a leerlo va a sentir más cerca a Fidel y ese es su principal propósito: emocionar y estremecer la conciencia de las personas, aseveró López Ricardo.

De acuerdo con la periodista y creadora de la pieza literaria, guarda en sus recuerdos a un líder más reposado, en comparecencias en la Mesa Redonda o escribiendo sus Reflexiones, pero los entrevistados en el material sí ofrecen una visión más profunda y en otros contextos con él.

Aparecen, por vez primera, confesiones de sus escoltas, colaboradores, de trabajadores del Palacio de la Revolución, periodistas e intelectuales, quienes brindaron una perspectiva más humana e íntima sobre Fidel, anotó López Ricardo.

El Comandante tenía una humanidad insaciable y otros valores formados desde la infancia por su padre Ángel Castro, un gallego emigrante, y Lina Ruz, una pinareña, quienes construyeron su familia que echó raíces en el batey de Birán, Holguín, resaltó la periodista.

Tuvo muy clara la importancia del contacto con el pueblo, de darle respuestas a sus necesidades en el menor tiempo posible y de no dejar nada para después, sentenció.

Alberto Marrero Fernández, presidente de la Asociación de Escritores de la Uneac, expresó que es un privilegio haber vivido en la época del Comandante.

Dentro de 100 años no estaremos, pero él y su pensamiento sí se mantendrán latentes, aseguró.

En la presentación de ambos textos participó Lesbia Vent Dumois, vicepresidenta de la UNEAC.

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