Creado en: septiembre 23, 2024 a las 09:38 am.

«La poesía me lo ha dado todo»

Como uno de nuestros más prolíficos creadores fue calificado Chapú en El autor y su obra. Foto: Tomada de Ciclo Imagen de Feria

Soy tantos otros, / tantos seres desconocidos / y hasta inexistentes… declara el sujeto lírico en el poema ¿Acaso no escuchas mi verdad?, de Arístides Vega Chapú (Santa Clara, 1962). Y precisamente, hacia esa multidimensionalidad que somos todos –pero quizá más un creador– se dirigió el espacio El autor y su obra, dedicado al poeta, narrador y promotor cultural.

En homenaje a la labor de toda la vida de quien ha afirmado: «Escribir es mi manera de respirar, de sentirme útil», la cita promovida por el Instituto Cubano del Libro convocó a varios escritores, en la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí, para dialogar acerca de los resortes de su narrativa y de su poesía.

Vega Chapú se inscribe como voz esencial de la Generación de los 80, y aparece en significativas antologías dentro y fuera de la Isla. Autor de una treintena de libros, como Últimas revelaciones en las postales del viajero y Dibujo de Salma, fue uno de los seleccionados para integrar la primera edición de la colección Pinos Nuevos, en 1993.

Merecedor de la Distinción por la Cultura Cubana, no se ha centrado solo en su escritura, pues ha dado vida a proyectos, tertulias y talleres destinados a diferentes públicos, en una actividad incesante para formar y dar a conocer a otros artistas.

Para la narradora Laidi Fernández de Juan, Arístides es «un creador excepcionalmente versátil y laborioso», del cual destacó su peculiar sentido del humor, la aguda forma de costumbrismo y el don de una narrativa que edita la obviedad de lo real.

Jesús Lozada, poeta y narrador oral, rememoró la época en la que conoció a aquel joven que vestía ropa hecha de sacos de harina, y que leía poemas larguísimos, en los que ya se revelaba su poesía «muy concentrada», que forma un sistema. En los textos de Vega Chapú vale, más que lo dicho –afirmó–, «el resplandor, la resonancia».

Mencionó, además, que la luz es un símbolo fuerte en su obra lírica, y opinó que entendiendo la política como aquello que organiza, Arístides es un poeta político.

Necesito acariciar un cuerpo, algo vivo / que tiemble junto a mí, / como si las caricias nos convirtieran en uno solo (…) Tengo ocupada mi mente en ese cuerpo ajeno, / es lógico, nada como extraviarnos, / nada como saltar hacia lo desconocido; se lee en Final del ciclo.

Sobre esa búsqueda desde la palabra para entender y enunciar aquello que lo sostiene como ser humano también se habló en la cita; en la cual el poeta Israel Domínguez añadió que la familia es una constante en la vida del autor, y que lo poético está, asimismo, en su actitud ante la existencia.

«La poesía me lo ha dado todo», dijo Arístides, y compartió que lejos de ser una limitación, vivir lejos de la capital le ha permitido encontrar, en el contacto directo con la gente de su provincia, el homenaje diario y la certeza de haber escogido bien.

Volviendo a ¿Acaso no escuchas mi verdad?, bien podría el poeta repetir sus versos: … y mis ojos extremadamente agotados / de preferir la luz / me hacen creer que todo cuanto es posible imaginar / sobre la tierra me pertenece. Bien le pertenece a Arístides Vega Chapú el universo que es capaz de construir con las ideas que, afirma, aún lo rondan cada mañana.

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