Creado en: mayo 20, 2022 a las 02:28 pm.
La República que nació baldada
El 20 de mayo de 1902 muchos cubanos vitoreaban durante una simbólica ceremonia: bajaba del mástil del Palacio de los Capitanes Generales, en La Habana, la bandera de las 50 estrellas y se erguía por ella la de la estrella solitaria.
Muchos niños fueron llevados por sus padres al acto y vieron izar los dos emblemas. Para algunos, junto a sus familias, sería un recuerdo emotivo después de tantos años de sacrificios por la libertad. Mientras, para los más conscientes de lo que allí sucedía era una celebración profundamente empañada por la frustración. El Estado que nacía lo hacía con sus libertades y ansias cercenadas. No era la República soñada por el Apóstol de Dos Ríos.
«El 20 de mayo fue para muchos contemporáneos motivo de celebración. Era preferible una República con esas limitaciones a no tener República —opina el Premio Nacional de Ciencias Sociales, Sergio Guerra Vilaboy —. Ello fue un gran dilema en la Constituyente de 1901 entre algunos patriotas, que preferían aceptar esas condiciones y luego dejar para una lucha posterior la emancipación completa. Otros, en cambio, si no alcanzaban la soberanía en toda su extensión no querían República».
El estudioso de la historia de América Latina y miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba ha dedicado parte de su obra a analizar el período de 1902 a 1958. La experiencia nacional de la Isla se conecta, a su vez, con el devenir de los pueblos que se extienden desde el río Bravo hasta la Patagonia.
¿Qué simboliza esa fecha en la Historia cubana?
Las repúblicas han predominado como forma de gobierno en América Latina y su nacimiento, por regla general, estuvo asociado a la lucha independentista. Por lo tanto, tuvieron una connotación relacionada a la formación nacional. Concretamente Haití surgió como monarquía, pero por poco tiempo. Igual sucedió en México con el imperio de Iturbide, que duró un par de años, y en Brasil hasta 1889.
En el caso de Cuba, la República vinculada a ese proceso fue la República en Armas, desde la contienda de la Guerra de los Diez Años y la Asamblea de Guáimaro. El 20 de mayo de 1902 no es un acontecimiento conectado tan directamente al surgimiento de la nación y a una fecha patriótica de la guerra independentista. Por el contrario, resulta de la dependencia con los Estados Unidos y una intervención militar que frustra ese proceso emancipador y limita los alcances obtenidos.
Cuba, junto a Panamá, son las únicas repúblicas de América Latina que no nacieron como estados jurídicamente independientes. Ambas surgen, casi simultáneamente, una en 1902 y la otra en 1903. En este contexto histórico, marcado por la expansión imperialista de los Estados Unidos, estos países son repúblicas baldadas, una especie de protectorado. La Constitución cubana tuvo la particularidad de la Enmienda Platt, que no solo incluyó la concesión de instaurar bases militares y carboneras, también le dio el derecho a los Estados Unidos de intervenir en nuestro territorio hasta 1934.
Por ese motivo el 20 de mayo 1902 arrastra ese lastre negativo. No cumplimentó los sueños independentistas de José Martí, no solo los del Apóstol, sino de la generación que hizo la independencia y luchó por ella desde principios de siglo.
Casualmente el año que viene conmemoramos el bicentenario de los primeros esfuerzos por la independencia de Cuba: La Conspiración de los Soles y Rayos de Bolívar, asociada al movimiento emancipador hispanoamericano en 1823. Esta soñaba establecer la República de Cubanacan, su diseño de bandera fue el primero para este país. Por lo tanto, desde ese entonces y hasta 1902, alcanzar una república soberana e independiente fue la aspiración de los cubanos.
¿Cómo el arte y la literatura expresó ese espíritu independentista?
La de José María Heredia y Félix Varela es la primera generación que aspira a conseguir la República y hubo que esperar prácticamente un siglo para que se materializara una República. Hasta el siglo XX hubo una continuidad de manifestaciones culturales, un llamado al sentimiento nacional en la pintura, la literatura, la poesía… Cuba no es un país multicultural como otros del continente, eso trae aparejado un solo idioma y, por tanto, las expresiones patrióticas nacionales tuvieron un peso y un significado sin paralelo en el continente.
La Dra. Graziella Pogolotti considera la década del 20 un período definitorio en el desarrollo de la intelectualidad cubana. ¿Qué caracterizó a esa generación?
En la década del 20 hay un despertar de la conciencia nacional. Esa generación está marcada por dos acontecimientos a nivel internacional: la Revolución mexicana, muy cercana a Cuba geográficamente y en sus ideales y objetivos; también la Revolución rusa. En esos mismos años se produjo en Cuba una penetración abrumadora del capital y el dominio extranjero, no solo en términos económicos o en la dependencia plasmada en la Enmienda Platt, se añadía la presencia de un delegado de Estados Unidos, Enoch Crowder, un pro cónsul que decide e impone su criterio al gobierno de la nación. Todos esos elementos crearon una nueva generación impactada también por la Reforma de Córdoba. Julio Antonio Mella es uno de los símbolos de esta época, también Rubén Martínez Villena, Juan Marinello, Raúl Roa y otros que aspiraban lograr una renovación nacional frente a todas las frustraciones.
Esta generación rescata el ideario martiano y lo adapta a su propia realidad ¿Cómo el Apóstol influye en el proceso emancipador que conduce al 1ro de enero de 1959?
Probablemente en esa generación se conoció más a Martí que en las generaciones anteriores. El Apóstol había hecho una labor, pero principalmente en el exterior con pequeños grupos. A la altura del siglo XX se empieza a publicar la obra martiana y a conocerse profundamente. Incluso, la carta inconclusa a Manuel Mercado no se publicó en su época: «ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país , y por mi deber (…) de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América». Eso propició que Julio Antonio Mella hiciera las Glosas al pensamiento de José Martí, redescubre al Apóstol.
La generación del 20 recupera a Martí para encabezar con su pensamiento un esfuerzo liberador ante la corrupción y la dominación externa, cuando se está constituyendo en Cuba lo que el norteamericano O. Henry llamó una república bananera, tomando como modelo a países de Centroamérica como Honduras y Guatemala, donde los monopolios mandan más que los gobiernos.
¿Cómo se tradujo esa inconformidad en la cultura?
Guillén era un poeta comunista y hay que leer esos cuadernos donde recupera el legado martiano con un enfoque nacionalista. Fernando Ortiz lo hace desde otra perspectiva, el etnógrafo no es comunista, se concentra en la cubanidad, la cubanía, ese ajiaco donde entran diversas existencias y reivindica un componente fundamental de la nación: el mestizaje y la cultura negra. Emilio Roig de Leuchsenring aclara que Cuba no debe su independencia a los Estados Unidos, sino a la lucha y el esfuerzo de generaciones de cubanos para alcanzar la emancipación. Las perspectivas no son exactamente las mismas pero todos quieren un mismo horizonte político: el rescate de la nación.
Hay una tendencia a romantizar la Cuba republicana como una época de solvencia y abundancia económica. ¿Cuál es la otra cara del período 1902-1958?
Casualmente en estos días revisé algunas cifras y el nivel de analfabetismo era realmente grande bien. Por ejemplo, nunca se hizo una encuesta sobre las estadísticas de analfabetismo en el Ejército Rebelde, pero he visto autores que mencionan un ochenta por ciento de los miembros al Triunfo de la Revolución. En los censos, aunque no tengo un número exacto, se habla del cuarenta por ciento de analfabetismo, casi la mitad de la nación. Esto era una limitación para el desarrollo cultural.
Mutatis Mutandi ¿Cuál fue la sociedad con mayor avance en las relaciones capitalistas a fines del siglo XVIII del continente americano? Haití, la colonia más rica de todas las existentes en el continente durante esa época. En este país se agudizan más las contradicciones porque la mitad de la población eran esclavos y generaban esa riqueza. Ahí estalla la primera revolución de la independencia hispanoamericana.
La República de Cuba fue contradictoria. Durante todo esa mitad del siglo XX probablemente el nuestro fue el país más dominado por los Estados Unidos de todo el continente. La inversión norteamericana en la Isla era la segunda a nivel continental en términos numéricos, después de México. Eso sirvió como condón umbilical para que el país se desarrollara en determinadas esferas de la sociedad: la infraestructura, la construcción inmobiliaria, el cine y la televisión. Por otra parte, existía un abismo de miseria y explotación que llevó al estallido de la Revolución del 1ro de enero de 1959. Había un alto nivel de vida en determinados estratos de la población, pero se oculta el analfabetismo, la insalubridad y el nivel de pobreza del campesinado cubano.
En los debates actuales la colonización no solo se entiende como una conquista del espacio físico, sino también de la subjetividad de los pueblos. ¿Cómo se inserta Cuba en ese panorama latinoamericano?
La historia de México es como la cubana, heroica, de largas tradiciones revolucionarias que comienzan con la insurrección de Hidalgo y Morelos a principios del siglo XIX, continúa precisamente con Benito Juárez contra la intervención extranjera de Napoleón III y la expansión territorial de los Estados Unidos, de cierta manera culmina con la Revolución mexicana de 1910. De ahí que su sociedad tenga una serie de valores nacionales y antiimperialistas. La cubana es exactamente así porque ha tenido una lucha de más de 100 años. El patriotismo se convierte en un componente que circula por las venas de una nación.
¿De qué manera contar la historia con un enfoque descolonizador?
Los profesores, historiadores y quienes tenemos algún papel en la esfera de la cultura no debemos transmitir una visión maniquea o de color rosa, porque no es la verdadera historia.
¿Cómo ha sido esa lucha? ¿Cuáles fueron las dificultades que esas figuras vencieron o en las que fracasaron? Se va comprendiendo la significación de esos procesos. La historia tiene distintas perspectivas, a veces hay que tratar de unirla para llegar a un propósito común. Existen contradicciones, maneras de pensar diferentes, eso es muy importante para entender los procesos. Tampoco debemos llevarlo al otro extremo, el del pensamiento único. La diversidad permite crecer y pasar a nuevos niveles de desarrollo en una sociedad.