Creado en: octubre 11, 2022 a las 09:34 am.
Celebra Acosta Danza séptimo aniversario de su creación
La compañía Acosta Danza, que jerarquiza el multilaureado primer bailarín Carlos Acosta, Premio Nacional de Danza, está celebrando 7 años de fundada; hecho acaecido en la Ciudad Maravilla, capital de la mayor isla de las Antillas, en 2015, y hermoso sueño convertido en realidad, para beneplácito no solo de ese «príncipe de la cubanía», sino también para el público nacional y foráneo, que ama con pasión tan exquisita disciplina artística.
Una de las características fundamentales que identifica a la emblemática agrupación, tanto en nuestro país, como en el exterior, es que les ha abierto las puertas —de par en par— a bailarines, coreógrafos y artistas procedentes de todas partes del orbe, para que colaboren con la compañía y puedan nutrirla con apoyo en sus concepciones estético-artísticas acerca de cómo conciben la danza, y por extensión, a Cuba.
Acosta Danza ha incorporado a su repertorio títulos de los coreógrafos Justin Peck (estadounidense), Marianela Boán (cubana), Goyo Montero (español), Pontus Lidberg (sueco), Saburo Teshigawara (japonés), y Christopher Bruce (británico), para solo citar los más representativos —a escala internacional— de los disímiles estilos que configuran la danza contemporánea.
Los integrantes de dicho colectivo danzario han interiorizado e incorporado a su estilo único e irrepetible de bailar, que el secreto de la danza contemporánea se halla en la conversión natural y espontánea de los movimientos corporales en sentimientos, los cuales les brotan del alma, al igual que las aguas cristalinas corren por los ríos subterráneos del espíritu humano; movimientos físicos devenidos indicadores teórico-conceptuales y metodológicos en que se estructura ese género danzario, que los miembros de la agrupación cultivan con precisión y exactitud dignas del más cálido elogio, al igual que lo hacen con un ballet clásico o una rumba afrocubana, Patrimonio Intangible de la Humanidad, por citar dos ejemplos nada más, que confirman —con creces— la indiscutible integralidad artística de los bailarines.
No es posible, en modo alguno, hablar de Acosta Danza sin mencionar la academia o unidad artístico-docente que funciona en el seno de la compañía, donde reciben una formación integral los jóvenes de los dos sexos que, en un futuro, aspiran a engrosar las filas de esa estelar agrupación, donde se percibe la danza —al decir del crítico Norge Cedeño— como «un universo de emoción y sensaciones, como si tuviera muchas pieles, vidas y mutara a su antojo […], algo fascinante».
Por otra parte, los bailarines y los estudiantes han descubierto en el director Carlos Acosta, tanto en la barra, como en los ensayos, en las clases y en el proscenio, que danzar no se circunscribe —en modo alguno— a dominar con elegancia y naturalidad la técnica académica y la proyección escénica, sino también a intelectualizar y espiritualizar los movimientos corporales en que descansa el arte de las puntas en general, y la danza contemporánea en particular, tal y como le reiterara —en el contexto docente-educativo y fuera de él— el maestro Fernando Alonso (1914-2013), una de las piedras fundacionales de la prestigiosa Escuela Cubana de Ballet, donde Carlos Acosta se formara como bailarín profesional, y consecuentemente, aprendiera a consagrarse a la danza en cuerpo, mente y alma, además de amarla con todas las fuerzas de su ser espiritual…, como lo ha hecho hasta hoy.
Por último, me parece necesario evocar el hecho incontrovertible de que la danza contemporánea es una realidad que fluye y refluye, como las olas de un mar apacible o bravío, dentro de lo inmóvil, y se hace movimiento físico, que involucra emociones, pensamientos, vivencias, experiencias, contradicciones, así como otros estados subjetivos del yo. Al mismo tiempo, la danza es —por derecho propio— efímera y eterna, porque procede de la esfera afectivo-espiritual hacia la cual lleva a los danzantes, y los empuja, con la misma fuerza que —según José Martí— «el huracán arrastra y destruye».
Por sus siete años de exitosa trayectoria artístico-profesional, les deseo muchas felicidades, tanto a Carlos Acosta, como a los demás integrantes de la agrupación.