Creado en: septiembre 30, 2024 a las 03:55 pm.

Dedicaron Festival Boleros de Oro en Camagüey a Jorge González Allué

Por: Yanetsy León González

Con manos arrugadas y dedos flacos, a los 91 años, Jorge González Allué todavía acariciaba el piano con la misma pasión con la que lo hizo durante toda su vida. Para muchos jóvenes de hoy, su nombre es apenas un eco lejano, quizá solo asociado a su canción más famosa: Amorosa guajira, una obra que ha trascendido como símbolo de Camagüey. Sin embargo, detrás de ese legado musical, yace la figura de un hombre que dedicó su vida a la música y al amor, y que en el Festival Boleros de Oro, que sesionó 28 y 29 de septiembre, fue recordado y celebrado.

La jornada, impulsada por la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), incluyó emotiva sesión teórica dedicada al compositor de cerca de 400 obras, quien sigue presente en los archivos de La ciudad de los tinajones.  

El investigador Oscar Viñas compartió su testimonio sobre cómo conoció a Allué en 1970, cuando realizaba un estudio sobre la radio cubana. Aquel primer encuentro, según Viñas, marcó el inicio de varias conversaciones que se plasmaron en un testimonio publicado por la Editorial Ácana.

“Tuvo una vida dedicada al amor y al piano”, subrayó, mientras leía pasajes sobre los conciertos que Allué ofreció junto a Ernesto Lecuona.

Viñas también mencionó los importantes archivos que preservan su obra, como los de la Universidad de Camagüey y la Biblioteca Provincial Julio Antonio Mella, donde se encuentran numerosas partituras. Para culminar su intervención proyectó un video dirigido por Daniel Bellot, en el que se pudo ver a Allué interpretando Amorosa guajira al piano a sus 91 años, para luego ofrecer una breve audición con distintas versiones de su obra realizadas por la Orquesta de Música Moderna de Camagüey, en estilos como beguing, bolero, danzón, guaguancó, jazz, zapateo y rumba.

La musicóloga Verónica Fernández, también, se sumó al homenaje. Destacó que  Allué fue uno de los primeros compositores en musicalizar los poemas de Nicolás Guillén, empezando en 1931 con el cuaderno Motivos de son. Fernández resaltó las 28 partituras de boleros que se conservan en la Biblioteca Provincial, algunas de ellas boleros puros y otros híbridos.

“Le da al piano la oportunidad de lucirse, de no ser solo un acompañante, sino protagonista junto a la voz”, comentó la experta, quien lamentó que los boleros de Allué aún no han sido grabados en una producción discográfica, aunque algunos han sido interpretados por grandes voces como Elena Burke, quien inmortalizó la obra Para dártelo a ti.

Estudiantes del Conservatorio de Música José White también se sumaron al agasajo en una de las galas de homenaje.

La musicóloga María Teresa Betancourt, por su parte, rindió homenaje a su primo, Joaquín Betancourt, Premio Nacional de Música, con una semblanza en la que resaltó sus boleros Me hizo falta esta canción y María de mi alma.

Betancourt concluyó con una reflexión sobre la trascendencia de la música cubana en el mundo y el reto que enfrentan las nuevas generaciones: “Así como rendimos homenaje a un género, debemos estar preparados para volver, porque dentro de unos años será otro”, dijo.

El Festival Boleros de Oro concluyó el fin de semana en el Teatro Avellaneda, con el esperado concurso de composición, que reafirma el compromiso de Camagüey con la preservación del bolero.

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