Creado en: septiembre 12, 2024 a las 12:17 pm.

Ana Nora Calaza, hasta el último aliento defendiendo la cultura

Con Tristolino y Cúcara, dos de sus más queridos personajes para la Televisión Cubana. Foto tomada de Escambray

Por: Thalía de la Caridad Castro Cruz

Ana Nora Calaza Forte, acompañada por su tío, estuvo por primera vez en un estudio de televisión cuando tenía cuatro años de edad. Ese fue el comienzo de una vida dedicada al arte, la televisión y la infancia.

Durante más de 60 años de carrera artística se ha desempeñado como actriz, actriz de doblaje, titiritera, cantante, compositora, musicalizadora, asesora musical, realizadora de programas infantiles y actualmente es directora de los Estudios Fílmicos de la Televisión. Por su larga trayectoria y aportes significativos, le fue otorgado el Premio Nacional de Televisión 2024.

«Pienso que de esta forma también se está premiando a un grupo de compañeros actores que nos hemos entregado con dedicación al trabajo para niños», comentó en entrevista concedida a Granma.

Muchas generaciones de cubanos han crecido escuchándola, por medio de títeres y marionetas a los que ha dado vida en la mayoría de los programas televisivos realizados para los niños.

Entre estos espacios se encuentran:  Tía Tata cuenta cuentos, Amigo y sus amiguitos, Sábado 37, Las aventuras del viejo Jotavich, Toqui, El mago del cachumbambé, Arcoíris musical, A jugar, Caritas, entre otros. Estos, además de divertir, transmitían un mensaje educativo, contribuían a la formación de valores y sentido de pertenencia de la idiosincrasia nacional. Ejemplo de esto lo constituye la marioneta llamada La rana Cúcara, con la cual Ana Nora comenzó su desempeño como titiritera.

«No me puedo desprender de trabajar para los niños». Los considera «el público más honesto». Se siente muy feliz cuando la abrazan y le agradecen lo que hace. También cuando los padres le confiesan que atesoran el recuerdo de algún personaje o programa de su infancia, interpretado por ella.

La agasajada sigue luchando por retomar una programación infantil de calidad, moderna, atractiva, acorde para cada una de las etapas, con canciones lindas, y que, sin caer en el didactismo, eduquen sobre la cultura y la historia cubanas.

Entre sus metas también se encuentra lograr que «la televisión cubana tenga un espacio dedicado exclusivamente a las audio-descripciones de películas y otros materiales audiovisuales nacionales y extranjeros para personas con discapacidad visual». Explica que este proceso es costoso, y más para Cuba, por las limitaciones del bloqueo económico que se le impone. A pesar de eso, con mucho esfuerzo fue posible realizarlo a algunos audiovisuales como Elpidio Valdés, Fernanda, la serie Pubertad, entre otros, para que sean transmitidos en las escuelas para niños con estas características, y así puedan disfrutarlos.

Entre lo que más le satisface está el trabajo comunitario y, mediante su arte, llevar alegría a estos espacios. Pertenece a la Comisión Nacional de Trabajo Comunitario de la Uneac. Asimismo, hace espectáculos para niños en la comunidad de La Timba, organizados por el Teatro Nacional, y tiene una peña fija todos los sábados en la feria de Línea y l. «Hasta el último aliento estaré trabajando para los niños y la comunidad», nos dice, al concluir un intercambio que pone sobre el tapete la verdad de su existencia.

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