Creado en: febrero 27, 2024 a las 11:05 am.
Apuestan creadores e intelectuales porque la UNEAC siga como plataforma y espacio privilegiado de confluencias, diálogo y comunión de intereses
Por Briant Delbert
El proceso de Asambleas de Balance en filiales y secciones de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, (UNEAC) dio inicio al camino que nos conduce al X Congreso, previsto a desarrollarse en junio de 2024. Es un paso vital, pues implica la oportunidad de establecer un debate franco y profundo entre los miembros de la organización y representantes de las instituciones culturales y de la sociedad.
Desde la celebración del Consejo Nacional, el pasado 11 de enero, y de una etapa preparatoria de cara al cónclave, se ha llegado hasta hoy debatiendo en torno a problemáticas que afectan el universo creativo de los escritores y artistas, a partir de un programa de trabajo que se estableció en el congreso anterior y, sobre todo, revisando los acuerdos y planteamientos que emanaron de aquellas jornadas de análisis, que año tras año se le han venido dando seguimiento.
En la mayoría de los encuentros prima la idea de creadores e intelectuales de que la UNEAC se mantenga como una plataforma y espacio privilegiado de confluencias, de diálogo y comunión de intereses, que posibilite siempre encontrar consensos.
«Si queremos construir un país mejor, esa nación tiene que tener una sólida cultura que la identifique y la defienda», opina el periodista y ensayista, Enrique Ubieta, quien considera oportuna esta cita, con posibilidades de ofrecer matices de pensamiento, que dirijan las miradas de los artífices hacia ese ángulo de defensa de la patria.
Por su parte Omar Valiño, crítico, ensayista, y director de la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí, cree que «cada congreso es una oportunidad excepcional, en la que, de manera individual y colectiva, artistas y escritores cubanos piensan el país, no solo para recrearse, sino para que ese pensamiento pueda convertirse en acciones concretas en beneficio de todos».
Para el director de la Cinemateca de Cuba, Luciano Castillo, llegar a este congreso es un reto. «Ha sido un camino largo desde nuestros antecesores. Los miembros de hoy tenemos la necesidad de acompañar a la UNEAC en lo que emprende. Nos asiste el derecho de pertenecer a la organización, pero también de cumplir, porque ella nos reclama tanto, y creo que todos estamos dispuestos a aportar».
«La cultura seguirá jugando su papel, desde la posición de cada artista» considera Miguel Iglesias, director de Danza Contemporánea de Cuba, para quien esa actividad es su trinchera, como lo es las Artes Escénicas para Carlos Díaz, director de Teatro El Público. «Yo creo que el evento es la posibilidad de confrontación y de valorar qué es lo que hay que hacer para mejorar todo el trabajo de la UNEAC, y de las instituciones culturales cubanas».
«La UNEAC tiene la responsabilidad de planear, ver, valorar todo el trabajo que hacemos en las diversas manifestaciones. Creo que el congreso es una posibilidad de chequear lo que se ha hecho, y lo que hay que hacer en el futuro», destacó el exponente del arte de las tablas.
El Congreso se ha pensado desde la base, para que la totalidad de los miembros tengan la posibilidad de aportar soluciones, desde su experiencia, para delinear un camino que siga legitimando la Cultura Nacional, en un contexto complejo.
Los encuentros en filiales y secciones, que concluirán en el mes de marzo para dar paso a las Asambleas en los comités provinciales en abril, devienen fuente principal para elaborar la agenda de discusiones del X Congreso, bajo la máxima de que “La cultura es la Patria”, expresada por el polifacético intelectual cubano Fernando Ortiz, y que sirve de inspiración en cada espacio de debate previo a la gran cita de junio.
Será una posibilidad, entonces, no solo para debatir sobre la creación artística y literaria, sino que, como en los anteriores, se erigirá como la plataforma para que los creadores e intelectuales contribuyan, desde sus experiencias, a encontrar soluciones a las problemáticas de la cultura y la sociedad.
Que se escuche la voz de los artistas resulta vital para la timonel del Centro de Investigación y Desarrollo de la Música Cubana, Laura Villar, quien considera la cita de los escritores y artistas como el escenario ideal para expresar las problemáticas.
«Es importante también para hacer nuestro trabajo, porque al final lo que queremos es brindar un buen arte al pueblo, y compartir nuestros saberes con la gente», dijo la musicóloga.
«Es imprescindible el diálogo, el debate de aspectos críticos para saber qué debemos mejorar, superar, ir haciendo, para que no solo se quede en teoría, en nuestros libros, sino intercambiar en los barrios, en las aulas, en las comunidades, en la familia, en estos mismos espacios de la UNEAC, y el congreso permite eso», expresó el investigador e historiador, Abel González Santamaría, al referirse a la trascendencia de la magna cita de los intelectuales cubanos, en su décima edición.
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El camino al X Congreso de la UNEAC está signado por el diálogo y la participación de los escritores y artistas, sobre los retos y desafíos de una organización que reúne a la vanguardia cultural del país, «para seguir aportando a la espiritualidad de la nación» con rigor, y desde un pensamiento revolucionario y crítico, tal y como convocara hace ya un lustro el Primer Secretario del Partido y Presidente de la República de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez.