Creado en: junio 7, 2022 a las 04:56 pm.
Bachiller y Morales, el que siempre inspira
(Tomado de Granma)
Hay seres instruidos, útiles, prestos a servir; y no siempre ese servicio trasciende fronteras. Hay otros que sí, y ponen el conocimiento que consiguen alcanzar en pos del bien ajeno y el de su país. De haber dado al mundo grandes hombres, puede Cuba sentirse complacida. Uno de ellos es Antonio Bachiller y Morales, quien nació hace hoy 210 años, y en su honor se celebra en esta fecha el Día del Bibliotecario.
Nombrarlo nos remite pronto al de ese epíteto que con absoluta justeza no se le podría separar, el que lo reconoce como el Padre de la Bibliografía Cubana. Incansable investigador, el sabio fue autor de Cuba Primitiva y de los Apuntes para la historia de las letras y de la instrucción pública en la Isla de Cuba (1859-1861), una obra en la que se encuentran las primeras bibliografías confeccionadas en la Isla. «A él pertenece, sobre todo, la gloria de haber dado a conocer los primeros impresos cubanos», reconoció con toda autoridad, el también bibliógrafo y revolucionario matancero Carlos Manuel de Trelles.
Licenciado en Derecho Civil y Canónico; presidente de la sección de Literatura del Liceo de La Habana; Socio de mérito de la Sociedad Económica de Amigos del País, y traductor de obras descollantes, entre otras, y también entre muchos otros méritos y desempeños, fue Bachiller y Morales un hombre que ganó el aprecio de José Martí.
Como un «americano apasionado, cronista ejemplar, filólogo experto, arqueólogo famoso, filósofo asiduo, abogado justo, maestro amable, literato diligente», lo describiría el Maestro –quien lo conoció de cerca en tanto fuera Bachiller y Morales director del Instituto de Segunda Enseñanza, donde estudiara el joven Martí– en un artículo que publicaría en El Avisador Hispanoamericano, en Nueva York, a propósito de su muerte, acaecida en La Habana, en enero de 1889.
De la pluma del Apóstol no escaparían tampoco los siguientes apuntes: «(…) fue Bachiller notable porque cuando pudo abandonar a su país o seguirlo en la crisis a que le tenían mal preparado su carácter pacífico, su filosofía generosa, su complacencia en las dignidades, su desconfianza en la empresa, sus hábitos de rico, dejó su casa de mármol con sus fuentes y sus flores, y sus libros, y sin más caudal que su mujer, se vino a vivir con el honor, donde las miradas no saludan, y el sol no calienta a los viejos, y cae la nieve».
La alusión martiana respondía al exilio sufrido por el erudito y patriota –sobre cuya postura se cernían sospechas liberales– a raíz de la Guerra de los Diez Años. Bachiller y Morales, en palabras tomadas de un dosier del Portal de la Biblioteca Nacional José Martí «pierde su vasta biblioteca al ser su casa asaltada por voluntarios españoles, y a uno de sus hijos, Antonio Francisco, macheteado en un hospital de campaña del Ejército Libertador».
El hombre que llegara al mundo hace hoy 210 años alcanzó esa estatura universal que adquieren los que ponen su inteligencia en favor de allanar caminos. Son hombres ilustres que facilitan, con su generosidad, los cursos inagotables del conocimiento. Siéntanse orgullosos los bibliotecarios cubanos de celebrar su noble quehacer un día iluminado como el de hoy, en el que la historia pudo no ser la misma, de no haberle nacido un hijo como el que cada 7 de junio los inspira.