Creado en: septiembre 25, 2024 a las 09:05 am.

Cintio Vitier, cubanísimo

Cintio Vitier fue estudioso y editor de la producción poética cubana y del pensamiento crítico generado en torno a ella. /FOTO: Tomada de La Jiribilla.

El grito del recién llegado se escuchó en un pedazo de Cayo Hueso, la pequeña isla en el estrecho de Florida, Estados Unidos. Sucedió el 25 de septiembre de 1921. Y tal vez, ni su madre María Cristina Bolaños se atrevió a predecir que el pequeño acunado en sus brazos dignificaría la cultura de todo un país. Y sin pecar de exageraciones, lo hace hoy, desde las mayores dimensiones, Cintio Vitier, a la vuelta de 103 abriles de aquella jornada de alegrías y sollozos.

Heredó de su padre, Medardo Vitier el saber interpretar su contexto y los que le antecedieron a través del prisma martiano. No pudo ser diferente, si su casa en Matanzas fue la escuela fundada por el progenitor y, sus primeros pasos entre letras y números los dio de la mano de su madre, maestra normalista. Libro a libro se convirtió en escritor, poeta, ensayista, historiador, crítico literario, intelectual de inmensa estatura siempre con su pensamiento en las más profundas esencias de la cubanidad.

Y, en ese período también descubrió al violín, el instrumento que tantas horas de estudio le robó. Entendió que sobre el hombro más que una pequeña caja de madera con cuerdas sostenía un alimento imprescindible para lo más puro del ser humano. Fue así que en carne propia experimentó la frase de José Martí al encontrarse de frente en México con José White: «la música es el hombre escapado de sí mismo».

Pero, sin dudas, la escritura fue para Cintio Vitier la vía más exacta para dar riendas sueltas a la marejada de criterios y sentimientos que con fuerza les corría dentro. Basta con leer Poemas, Sedienta cita, De mi provincia, Conjeturas en 1951… para compartir junto a él, el nacimiento y evolución de un universo poético que jamás traicionó.

Desde la primera palabra están su fe, su amor al prójimo, su respeto y admiración a quienes sedimentaron los preceptos de justicia social y, posteriormente su admiración y fidelidad al proyecto político-social cubano que en 1959 siguió el legado de los hombres y mujeres que tanto le inspiraron.

Fueron esas sus herramientas exactas para entender a la identidad nacional desde el compromiso y la responsabilidad de un hijo con quien le da la vida. Y si de altares se habla en la cima del pensamiento nacional se debería colocar su texto Ese sol del mundo moral. Ahí, Vitier nos lega más que una lectura imprescindible, las razones que permiten comprender nuestras esencias, y también las urgencias de los tiempos que corren.

Tal vez se crea que sus visionarios mensajes son hijos de la casualidad. ¡Y, no! En Martí, formó su pensamiento antiimperialista, latinoamericanista y valores éticos. Se sostuvo en el Apóstol y, sin imaginarlo, se convirtió en apoyo para interpretar muchas de las realidades del ayer, del hoy e incluso de lo que pudiera suceder en un contexto, donde la colonización cultural se escabulle por las más ínfimas fisuras.

Son esas algunas de las razones por las que Cintio Vitier, el mismo que integró el Grupo Orígenes, el impulsor del movimiento de estudios martianos, el esposo de Fina García y padre de dos maestros de la música cubana, el amigo de tantos a quienes respetó, incluso cuando no le entendieron que ser un hombre de fe no significa una ruptura con su postura militante, el Diputado a la Asamblea Nacional… resulta imprescindible cuando de moral y pensamiento cubano se habla.

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