Creado en: diciembre 3, 2023 a las 02:01 pm.
Daniel Diez: un hombre de cine y televisión a puro corazón
Quince años en el Noticiero ICAIC Latinoamericano, junto a Santiago Álvarez y su equipo, marcaron el camino de Daniel Diez Castrillo (1946-2023), quien hasta el último minuto de su vida, este 3 de diciembre, fomentó con el cine un vinculo de amor, desde que se supo seleccionado como estudiante de grabación de sonido cinematográfico, en 1967, cuando cursaba la especialidad de Electrónica en la beca del Instituto Osvaldo Herrera en la capital.
“En la escuela teníamos una sala de proyecciones donde veíamos las mismas películas que se estrenaban en los cines y los Noticieros ICAIC. Muchas veces me ofrecí para ayudar al proyeccionista y así fue como aprendí a proyectar, confesaría en una entrevista a Roberto Smith de Castro, en noviembre de 2021, ratificándole su profunda predilección por el séptimo arte.
“En el ICAIC de esa época se vivía el cine con absoluta intensidad. En las salas de proyección, los creadores (directores, camarógrafos, sonidistas, editores, productores) analizaban juntos películas realizadas por cubanos y extranjeros, lo que permitía un ambiente de libertad de opinión muy importante”.
Toda esa experiencia y ambiente, comentaba Daniel Diez, definiría su acercamiento a la creación artística, llevándolo años después y ya trabajando en el Noticiero ICAIC como sonidista, a estudiar la carrera de Periodismo. “Puedo decir que me alegro de haber tomado esa decisión, pues para mí el Periodismo es la profesión más hermosa que existe, y que además te enseña la base para la realización de un documental: la investigación”.
Con esa vida apasionante, el también alfabetizador que este domingo nos dejó físicamente, comenzó a fomentar desde 1979 un lazo inseparable con el ICRT, convirtiéndose dos años después en el Jefe de Información Nacional de la «Revista de la mañana», etapa que califica de muy rica y diversa en cuanto a experiencia profesional pero también muy agotadora.
“Lo más complicado para mí”, le explicaría asimismo a Roberto Smith, “fue defender que en la televisión también se podía hacer arte porque en aquella época, no todos comprendían esa idea. (…) Con la «mentalidad» del Noticiero ICAIC, mi propuesta era que en la televisión entrara la vida de las comunidades, los centros de trabajo, los centros de estudios y los barrios”.
Esa misma idea seguiría definiendo su creación, al diseñar en 1990 la programación del entonces CHTV, hoy conocido como Canal Habana; y tres años después el surgimiento definitivo de la Televisión Serrana, con el apoyo de la UNESCO, la UNICEF, la ANAP, el mismo ICRT así como el Partido y la comunidad de San Pablo de Yao.
“La esencia del proyecto era mostrar la vida, a veces difícil, de esos seres humanos, para que el resto del país los conociera, y para que ellos tomaran conciencia de lo importante que eran y que son, no solo para la producción y la economía, sino para la identidad de esa región y de la Isla. Era tener una mirada desde una comunidad separada de las grandes ciudades, mientras se miraba a sí misma”.
Cuenta Daniel Diez, además, que en la sede fomentó ver obras audiovisuales y analizarlas entre todos, incluyendo el personal de servicio, reconociéndose en esa práctica una marcada influencia del ICAIC. “Nos reuníamos para hablar de obras de arte, lo mismo de teatro, música, pintura, danza. Creamos un Centro de Estudios sobre la Comunicación Comunitaria para formar en el mundo del documental a habitantes de la zona y a jóvenes periodistas de otros territorios. Animamos el museo de la provincia para exponer sus muestras. Los fines de semana ofrecíamos proyecciones de animados para los niños y cine-debates con los jóvenes. Llevamos libros y la colección completa de la Revista Cine Cubano. Se trataba de establecer un ambiente de creación en la Sierra Maestra, intentando, modestamente, parecernos en algo al ICAIC”.
Lo que significó se encuentra plasmado en su libro Desde los sueños: Una experiencia audiovisual comunitaria y participativa, publicado por el Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau; referido a esa creación de montaña donde pesaba el talento pero también el sacrificio y la voluntad de convivir en las difíciles condiciones de nuestras serranías, todavía más complicadas en esos duros años del período especial.
“Era una televisión diferente y todos los que apostamos por ella lo hicimos a puro corazón”.
Así es como recordaremos a Daniel Diez: enamorado de cada proyecto, maestro y amigo de todos, enseñando que Cuba es también sus campos y su gente humilde. Un agradecido permanente de Alfredo Guevara, Julio García Espinosa y Santiago Álvarez, con quien aprendió que había que llegar a la razón a través de la emoción, y así lo puso en práctica en todo lo que nos regaló hasta el último minuto de su vida.