Creado en: julio 2, 2021 a las 08:31 am.

El arte cubano tiene que ayudar a construir la plataforma anticolonial que necesitamos (II y Final)

Alpidio Alonso Grau, Minsitro de Cultura de la República de Cuba (MINCULT)./ Foto tomada de Internet

(Tomado del Periódico Granma)

Con la gestión de la vida cultural en el punto focal, y una mirada analítica en torno a las realizaciones, anhelos, tensiones y metas por cumplir en la trama del sistema institucional, concluimos el diálogo con el poeta Alpidio Alonso, ministro de Cultura. Sus respuestas abren el diapasón a perspectivas que entre todos –creadores, promotores, medios de comunicación y públicos– tendremos que abonar en lo adelante.

–Meses atrás usted habló de la necesidad de diseñar espacios más eficaces para el intercambio, que tributen a soluciones y deshagan trabas y problemas, y de cimentar un compromiso ineludible con la transformación y perfeccionamiento de la relación del sistema institucional con los creadores. ¿Existen esos nuevos espacios? ¿Cómo se conciben?

–Sí, existen, pero son todavía insuficientes. Como bien dices, hemos llamado a la dinamización de la labor institucional y a trabajar por conseguir una gestión más eficiente. Métodos agotados y estructuras anquilosadas nos obligan a replantearnos los modos de interacción con los procesos de creación, producción y promoción artísticas. Por otra parte, no siempre contamos con los cuadros con la sensibilidad y preparación necesarias en un sector de alta especialización y complejidad. Si a las carencias y problemas materiales acumulados les añadimos las derivaciones del actual contexto económico en condiciones de pandemia, con su dosis de bloqueo incluida, se comprenderá la envergadura de lo que nos estamos planteando. Mas, aun en esas condiciones, podemos avanzar. Tenemos todavía muchas reservas organizativas y un potencial enorme.

«A los habituales espacios de intercambio, se suman otros constituidos para evaluar a fondo las trabas y problemáticas asociadas al perfeccionamiento del Ministerio y su sistema de instituciones. Destaco al Consejo Asesor del organismo, inmerso en la realización de un diagnóstico del estado actual de la creación en cada una de las manifestaciones. Paralelamente se avanza en el análisis y elaboración de propuestas para rediseñar el sistema de empresas de la cultura, entre ellas las de la música, donde se concentran quizá los mayores problemas, algunos de ellos asociados a distorsiones conceptuales y criterios burocráticos, que se han dilatado injustificadamente y que hay que corregir.

«Funcionan, a su vez, varios grupos de trabajo, en los que, junto a la Uneac, la ahs y el Sindicato, se evalúan alternativas de relación de nuestras instituciones con algunas de las formas de producción y promoción artísticas que hoy actúan en el ámbito no estatal y que esperan por su reconocimiento y legalización en el marco de la política cultural, que es una sola y que debe cumplirse tanto en el ámbito estatal como en el no estatal.

«Se ha trabajado duro, también junto a representantes de la Uneac, la ahs y el Sindicato de la Cultura, en la elaboración de los proyectos de dos nuevas leyes: una ley de derecho de autor y una para la protección del Patrimonio cultural y el Patrimonio natural de la nación, inscritas en el cronograma legislativo de nuestra Asamblea Nacional, que deben ser presentadas próximamente y que, para su análisis, concitarán la participación de creadores y especialistas en todo el país. Asociadas al nuevo escenario derivado de la Tarea Ordenamiento, ya están prácticamente listas para su aprobación las resoluciones que actualizan las tarifas para el pago de las colaboraciones periodísticas, el derecho de autor literario, la comunicación pública oral de la obra literaria, la remuneración de autores que escriben para la radio y la televisión y las tarifas generales por la utilización de la música, entre otras.

«Pero quizá ha sido en el frente comunicacional y en la labor de promoción vinculada con la creación audiovisual donde se han verificado las experiencias de intercambio y colaboración más fértiles y novedosas. Compulsados por la necesidad de hacer en medio de la pandemia, en una verdadera explosión de creatividad se ha producido y transmitido una enorme cantidad de materiales. Estamos hablando de 330 conciertos transmitidos por la cadena de páginas Streaming Cuba, 130 videoclips estrenados y otros en producción, 27 teleteatros y miniseries transmitidas por la televisión y más de mil cápsulas audiovisuales con mensajes de bien público.

«A esto debemos sumar las más de 1 300 actividades docentes filmadas en el estudio de la Famca y transmitidas por televisión para los estudiantes de los diferentes niveles del sistema de enseñanza artística y, más recientemente, una hermosa iniciativa promovida por el Icaic y respaldada por el resto de los institutos y consejos, que ellos han llamado Producciones Solidarias. Estas producciones involucran a más de 400 artistas, técnicos y trabajadores, e incluso a estudiantes, en la realización de materiales audiovisuales de diversos temas y metrajes; estas producciones se convierten, a su vez, en una alternativa de empleo digno durante la covid-19.

«A esto se adicionan otros 61 proyectos que el Icaic está respaldando, 22 de ellos de creadores menores de 35 años. Mención aparte merece la creación del Fondo de Fomento del Cine Cubano y las respuestas tremendas conseguidas por sus dos convocatorias en 2020. Por esa vía, que marca un punto de giro en la atención institucional a la producción audiovisual en nuestro país, de 128 proyectos presentados, 46 recibieron apoyo de algún tipo; dentro de estos últimos, 19 corresponden a creadores menores de 35 años.

«Pudiera enumerar otras acciones y espacios, pero, en mi opinión, lo más importante es comprender que participación y diálogo no pueden convertirse en consignas vacías, huérfanas de contenido real en el accionar institucional; no podemos permitir que esas palabras se desgasten y pierdan el sentido unitario y colaborativo».

–¿Cuál es el reto mayor que se le presenta a la cultura cubana?

–Como nos dijera no hace tanto el General de Ejército, hoy estamos doblemente amenazados en el campo de la cultura: por los proyectos subversivos que pretenden dividirnos y por la oleada colonizadora global.

«Los retos de la cultura son los mismos que tenemos como pueblo, por eso, en última instancia, de lo que se trata es de preservar y defender la independencia y la soberanía nacionales. De ahí la extraordinaria importancia que tiene la consolidación de la unidad, que, en el caso específico de la cultura, se traduce en unidad en torno a los principios fundamentales de la política cultural de la Revolución, fundada por Fidel en sus Palabras a los intelectuales. Esa política hay que actualizarla permanentemente, pero sus principios esenciales, entre ellos, los de democratización cultural y defensa de la identidad nacional, continúan inalterables. Al propio tiempo, quedan más altas cotas de justicia por alcanzar relacionadas con la lucha contra la discriminación racial, el respeto a la diversidad sexual y la plena emancipación de la mujer. A todas estas causas la cultura tiene mucho que aportar.

«En la defensa de la identidad y la batalla contra la colonización cultural tiene hoy la cultura sus retos mayores. El capitalismo ha convertido a la cultura en su más eficaz instrumento de dominación. Por ello, el arte cubano tiene que ayudar a construir la plataforma anticolonial que necesitamos. El socialismo o es una nueva cultura, o sencillamente no es socialismo. Se trata de ir a contracorriente y dotar al individuo de otra visión del mundo, con un sentido mucho más humano y solidario. Esa nueva cultura, esa nueva conciencia, tenemos que construirla, la estamos construyendo entre todos. Por ello, hay que trabajar para impedir que se diluya el sentido descolonizador de la labor en nuestras instituciones y organizaciones de creadores. La prosperidad a que aspiramos no es solo económica, no puede prescindir de contenido espiritual y del cultivo de valores que para nosotros resultan sagrados. Solo es prosperidad, decía Varela, la que se funda en la virtud. Sé que no está de moda la palabra, pero en la defensa de esa utopía, que para nosotros se llama Socialismo, está el sentido último de todo lo que hacemos».

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