Creado en: marzo 7, 2024 a las 12:34 pm.

El arte de las músicas y de quienes las crean en diferentes formatos y espacios

Por Sahily Tabares Hernández

El pueblo cubano disfruta la musicalidad apreciativa. Suele nutrirse de estilos, géneros, obras y ejecutantes de los ámbitos nacional e internacional. Presentarlos propicia conocer las raigambres y la contemporaneidad, los mundos particulares de quienes apartan conceptos teóricos y disciplinas formativas en conciertos, discos, video clips, programas radiales y televisivos.

Sobre estos temas de notable repercusión en el conocimiento de la cultura y del arte y las facultades formativas de los creadores en provecho del ser humano reflexionaremos.

Pensemos. La memoria sonora, distante en apariencia, que ha fundado los valores y las categorías históricas de lo cubano y lo universal, no se experimenta, se estudia. La emisora Radio Enciclopedia privilegia esencias de prioridades reconocidas por el semiólogo Göran Sonesson: “Nuestra sociedad de información es una sociedad de imágenes, pero también la combinación sería más ilustrativa si se invierte: la sociedad de imágenes es, por primera vez en la historia, una sociedad de información”.

Prestar atención a las ejecuciones de cada intérprete propicia captar el sentido de lo que necesita expresar. En sus gestos despliega variaciones melódicas, rítmicas, ideas descubiertas en células matrices. Además, transmite infinitas emociones, lo aprendido durante la carrera profesional, incluso la calidez del diálogo mediado por su instrumento.

Desde la recepción los públicos construyen una mirada particular sobre la expresividad individual del ejecutante. Descubrir las músicas y los aportes de quienes las recrean demanda una actitud intelectiva por parte de las personas. La cultura es una manera de vivir con saberes, estos no se adquieren por ósmosis, sino durante procesos participativos en aulas, espectáculos, y a la escucha de compositores y ejecutantes.

Es imposible soslayar precisiones conceptuales, a ellas siempre volvemos dada su importancia en la recepción de las manifestaciones artísticas. Las deben distinguir el rigor científico y la fantasía abierta, desbordada. Los contextos son marcos de referencia donde se producen los mensajes, les otorgan significados al producto comunicativo, connotaciones a signos y códigos, pues establecen asociaciones y juicios de valor.

El arte aporta ideas que el conocimiento social aun no formuló, socializa estilos, tendencias, maneras de hacer originales, inéditas, en beneficio de la participación de las mayorías.

Tampoco pasemos por alto la valía del sonido, no se agrega a la imagen en conciertos, fonogramas y otros formatos, sino que lo multiplica. Atmósferas, efectos sonoros, todos los elementos forman parte del conjunto visual y sonoro, repercuten en la estética pensada para llegar a cada persona y a la sociedad.

Cultura y entretenimiento de ningún modo son un par antagónico, influyen en la calidad del gusto desde edades tempranas. Es fundamental legitimar el reconocimiento, las experiencias, los nuevos sentidos del arte, estos requieren la complicidad de músicos, directivos y públicos. En esencia, se trata de seducir a las mayorías para que amplíen el desarrollo intelectivo y nutran la espiritualidad.

Pensemos juntos para conocernos mejor.

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