Creado en: octubre 30, 2024 a las 09:33 am.
Hemos mantenido un intercambio permanente con nuestros creadores
Desde su fundación en 1967, amparado en la Ley 1203, el Instituto Cubano del Libro (ICL) desarrolla un significativo desempeño en la creación, edición, promoción y distribución de la literatura cubana y universal, así como en la configuración de espacios, intercambios con autores, y la difusión de obras que contribuyen a la formación y disfrute de los lectores en el país.
En la proximidad de la celebración del X Congreso de la Uneac y en intercambio con Juan Rodríguez Cabrera, presidente del ICL, acerca de tópicos tan diversos como el accionar de la institución en los últimos años, el impacto del contexto internacional, sus principales derroteros y las filosofías de trabajo que rigen su funcionamiento y aseguran su vitalidad.
¿Cuáles identifica como los principales retos y logros de su institución en los cinco años transcurridos desde la celebración del IX Congreso de la Uneac?
En estos cinco años el Instituto Cubano del Libro (ICL) ha tenido realizaciones importantes en su labor y desafíos que han sido relevantes en la vida de la organización. Hemos trabajado intensamente para cumplir los objetivos, los planteamientos y los acuerdos del IX Congreso de la Uneac. En estos últimos tiempos hemos afrontado retos enormes. Primero, por el bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos que pesa sobre el país, el cual ha impedido el acceso a los materiales necesarios para producir libros en los últimos cuatro años. Más de 900 títulos que nuestros autores han concebido en esta etapa y puesto a la valoración de las editoriales, esperan por la posibilidad de ser impresos a partir de la falta de materias primas como el papel, la tinta, la cartulina y todos los insumos necesarios para la producción. En ello también inciden los precios internacionales de los materiales en la actualidad. Por tanto, hemos enfrentado dificultades enormes para poder desarrollar con suficientes libros los eventos programados. Hay que decir que en estos últimos cinco años ha habido necesidad de trabajar con los inventarios de años anteriores para poder respaldar los principales eventos.
En estos cinco años el Instituto Cubano del Libro ha afrontado retos enormes. Primero, por el bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos, el cual ha impedido el acceso a los materiales necesarios para producir libros.
También ha sido un desafío extraordinario consolidar el Programa Nacional del Libro Digital, que no sustituirá nunca a lo que debemos seguir aspirando en la producción del libro físico; sino que, en estos tiempos, hay que lograr incorporar metódicamente al sistema editorial cubano la producción del libro digital, las revistas digitales y todo lo que permita seguir haciéndole llegar al público lector lo mejor que se produce en las variantes posibles. Por eso todos los eventos realizados en los últimos cinco años han tenido una expresión digital. Y una expresión del libro físico, en lo posible, sustentado en los inventarios.
Como es lógico, hoy ese atraso que hay en la producción de libros es un desafío permanente para la labor del ICL. No obstante, con los medios al alcance no se ha dejado de hacer una Feria Internacional del Libro, no se han dejado de hacer las ferias provinciales con extensiones a los municipios y no se ha dejado de trabajar intensamente en el libro digital, lo que ha permitido que hoy existan en las redes y en las diferentes plataformas de Cuba y del mundo, más de dos mil libros digitales cubanos.
El año pasado se produjeron unos 700 libros para la Feria Internacional del Libro de La Habana, y este año más de 65 editoriales están produciendo unos 1200, que tendrán también una presencia en la Feria número 33, que tendrá lugar del 13 al 23 de febrero del próximo año 2025.
Ha sido una labor extraordinaria de los escritores, promotores, editores, del sistema editorial, y del Centro de Promoción, seguir trabajando con el libro en todas sus variantes y haciéndolo llegar a los lugares más complejos del país. El Instituto Cubano del Libro y su sistema editorial trabajan durante el año con un sistema de eventos. La Feria Internacional del Libro en febrero, que hasta el mes de marzo recorre cada una de las provincias y también llega a los diferentes municipios como extensiones de esta feria provincial. Creo que es un logro que se hayan podido mantener estos eventos y que estemos trabajando con toda la intensidad para que la próxima feria, además de ser un gran desafío, sea también una posibilidad de que el libro digital, combinado con el libro físico y con el esfuerzo extraordinario que ha hecho el gobierno revolucionario por seguir respaldando la producción del libro físico, la combinación de todas esas posibilidades, le puedan ofrecer una oferta importante al público. Es un desafío trabajar en estas condiciones, pero el trabajo mancomunado de todos los factores hará posible que haya, para el público lector y para la familia cubana, una expresión de la cultura desde el libro de manera coordinada a lo largo del país, lo cual podemos considerar como un logro en esta etapa.
¿Qué estrategias y procesos hacia el interior de la institución se han fortalecido en función de dar respuesta a las opiniones y demandas de los autores?
Las estrategias y procesos que se han fortalecido están en el espíritu del contacto permanente, de la relación diaria en todos los espacios y en la atención de las necesidades de cada creador. Creo que esa unidad se ha fortalecido, como también se ha consolidado el trabajo con la Uneac, de conjunto con la Asociación Hermanos Saíz, con la Unión de Historiadores y con las diferentes instituciones que complementan el trabajo de la institución.
Se ha trabajado fuerte en cada uno de los planteamientos, no solo del IX Congreso, sino los que habitualmente se dan en el transcurso de la vida diaria. Consideramos que existe un contacto directo y una intención comprometida de las instituciones de atender al movimiento autoral; es este un principio a partir del cual podemos desarrollar el trabajo que hacemos en el país.
El intercambio con los escritores ha sido posible en los recorridos por la Isla, en los eventos principales, en los espacios quincenales que hemos creado en el Centro Cultural “Dulce María Loynaz”, en la sede del Instituto Cubano del Libro y en cada uno de los encuentros que desarrollamos se establece una correspondencia y también la posibilidad de que ante cualquier dificultad que tenga un autor, se le escuche y se busque la solución posible a sus problemas, dificultades, inquietudes. Está como prioridad en nuestra filosofía de trabajo lograr que se atiendan las opiniones de los escritores y sus sugerencias, su participación permanente en todo lo que hacemos, en los consejos asesores, en la práctica diaria de consultar las principales actividades, de comisiones de trabajo, de los jurados para determinar los premios. Es decir, hay un intercambio consecuente y una interrelación constante para que el trabajo del libro reciba directamente la savia de los creadores.
¿Cuáles han sido los principales espacios de intercambio de la institución con la vanguardia artística?
Es significativo destacar también en estos cinco años las acciones de la institución en tiempos de la COVID-19. Durante la pandemia y posterior a ella ha habido un trabajo consecuente para hacer llegar el libro a los barrios, a los centros de estudio y de trabajo, y a los lugares más complejos del país. No se han dejado de hacer la Feria de la Montaña, ni la de verano, tampoco el Festival del Libro en las universidades. El festival del libro en el Ministerio del Interior, llegando a cada una de las instituciones penitenciarias, donde juega un papel importante en la labor educativa y reeducativa de esas personas que han cometido errores y que tenemos el deber de reincorporarlos a la sociedad.
También durante esa etapa de aislamiento impuesta por la situación epidemiológica, el sistema del libro en Cuba logró que todos los escritores tuvieran fuentes de empleo y pudieran contribuir a la batalla por hacerle llegar al lector cubano el libro en esas condiciones, tanto digital como a través de los medios de información, la radio, la televisión, las cápsulas que se hicieron desde las librerías con la participación de los escritores; hicieron posible que el libro tuviera una acción importante para fortalecer el trabajo cultural en esa dificilísima etapa que vivió el país y también el mundo.
“Durante la pandemia y posterior a ella ha habido un trabajo consecuente para hacer llegar el libro a los barrios, a los centros de estudio y de trabajo, y a los lugares más complejos del país”.
Creemos que en este momento la promoción del libro también ha tenido una atención especial a través de los espacios fijos y temporales que hemos coordinado con los medios de difusión, las redes, en el sistema de promoción diseñado para que las obras y los autores sigan teniendo una relación directa con el público lector. Los sitios web de las editoriales, el del ICL y Cubaliteraria, han jugado un papel importante en seguir promoviendo el libro en todas sus variantes. También espacios que siempre fueron presenciales han tenido una versión digital para las redes, como es el caso del Sábado del Libro y otros espacios, lo cual ha permitido que sigan creciendo los mismos y tengan una mayor participación del público en general. Igualmente es un desafío de esta etapa la reconversión del Sistema Empresarial del Libro en unidades presupuestadas, lo cual permite una mejor atención al pago del Derecho de Autor y al pago a la poligrafía, que durante años se acumuló y ahora se ha recuperado.
Creemos que el trabajo que se ha hecho con las Bibliocasas ha venido fructificando en el país y especialmente en la capital, donde más de setenta bibliocasas están desplegando una labor extraordinaria para hacer llegar el libro a los lugares más complejos, con el carácter de préstamo y con la acción extraordinaria de los ciudadanos, que desde sus casas han hecho una gran labor. Somos del criterio de que la participación de Cuba en más de catorce ferias internacionales anuales también ha ayudado a que nuestros escritores y nuestros libros se conozcan en el mundo.
No obstante, todo lo hecho nos da la posibilidad de seguir perfeccionándonos y hacerlo más efectivo. Creemos que también una actividad importante en esta etapa ha sido el relanzamiento del Programa Nacional por la Lectura. Consideramos que todo lo que se hace hoy por el libro de cara al lector, de cara al pueblo, forma parte de ese programa, donde el Instituto es una parte, pero también la Biblioteca Nacional “José Martí”, el Sistema de Bibliotecas Públicas, el sistema de editoriales. Todos juegan su papel para que el libro siga teniendo el lugar que le corresponde en la formación de valores, empezando por los maestros, las escuelas, la familia y todos los espacios que hoy hemos creado en las librerías como un centro cultural importante que irradia esa promoción del libro, sus autores, y que contribuye de forma decisiva a fortalecer el papel que al libro le toca jugar en la sociedad. Hemos mantenido un intercambio permanente con los creadores en los espacios que se han creado para ello, pero también de forma diaria, de forma natural; y también ante sus planteamientos, ante sus necesidades, ha estado la respuesta del Instituto y de las instituciones del libro.
“Una actividad importante en esta etapa ha sido el relanzamiento del Programa Nacional por la Lectura”.
Tenemos muchos desafíos por delante en esta etapa y en la próxima. Debemos lograr incrementar la producción del libro físico. Podemos trabajar más para que la crítica literaria juegue su verdadero papel. Tenemos que trabajar para que el libro digital llegue a toda la población a partir del trabajo que hoy hacemos, para que la información de un libro que no esté físicamente en las librerías pueda darse al lector, y se pueda acceder a él en soporte digital.
Creo que también es muy importante todo el trabajo que se ha hecho con la Biblioteca del Pueblo, que es una colección que tiene como objetivo producir libros de literatura cubana y universal, y que de esta manera pueda llegar lo mejor de esa literatura a los lectores. Para ello estamos trabajando por producir los primeros 77 títulos con las posibilidades del libro físico que tendremos para la próxima feria. Igualmente estamos priorizando el libro infantil y juvenil, y como es lógico, las dedicatorias del evento. Tenemos que seguir trabajando por la calidad de la edición, por la calidad del diseño, por hacer un libro digital verdaderamente competitivo, que llame la atención del lector y que propicie una relación efectiva.
¿Qué impacto ha tenido entre los intelectuales y escritores la puesta en vigor de la nueva Ley de Derecho de Autor?
La aprobación de la Ley de Derecho de Autor ha tenido un impacto positivo en cuanto a la relación con los autores, la discusión de sus derechos y de los montos a pagar por la producción de un libro. Hoy existe un espacio permanente de intercambio, de aclaración de dudas, de ir sumando el criterio de los autores a la producción del libro digital, lo cual ha sido una experiencia que hemos tenido que ir ajustando sobre la marcha. La Ley de Derecho de Autor ha tenido un respaldo importante, resultante del trabajo realizado para que los creadores conozcan sus derechos y puedan plasmarlo en sus contratos con cada una de las editoriales.
No han faltado las equivocaciones, no han faltado los errores, la mala aplicación en algunos lugares, pero en general hoy se aprecia un mejor entendimiento de las ventajas del derecho de autor y de la necesaria negociación e intercambio con los creadores desde cada editorial, para que sean justos los pagos que se hagan en cada caso, atendiendo en primer lugar a la calidad de los libros.
¿En un escenario internacional donde las nuevas tecnologías y el comercio electrónico adquieren protagonismo, qué espacio ocupa la producción digital del libro cubano, su socialización y comercialización?
El libro digital cubano, en el escenario de las nuevas tecnologías y el comercio electrónico, ha adquirido importancia creciente. A falta de papel, y si hubiera papel también tendría que mantener este impulso, se ha fortalecido la producción del libro digital, se han preparado más especialistas para hacer ese libro bien seleccionado, editado, diseñado, para poderlo incorporar hoy a la competencia que se da a nivel mundial con la cantidad de libros que se comercializan y donde el libro cubano ha ido escalando posiciones.
“Hoy existen en las redes y en las diferentes plataformas de Cuba y del mundo, más de dos mil libros digitales cubanos”.
Hoy hay más de dos mil libros digitales cubanos en las plataformas internacionales, y pretendemos producir otros mil para concluir este período, de cara a la 33 Feria Internacional del Libro. Creemos que todavía tenemos deficiencias en la producción, hay editoriales que siguen siendo motivo de ocupación y preocupación para incorporarlas a la producción con calidad del libro digital, pero también en la contratación, en la comercialización y el seguimiento de los resultados. Creo que es un ejercicio que tenemos que seguir haciendo para que surta el efecto que necesitamos en esta etapa de trabajo y en esta nueva condición de las tecnologías.
¿Qué importancia concede la institución a los vínculos con las comunidades y sus procesos de desarrollo? ¿Qué acciones ha potenciado en este sentido?
Hoy la atención a las comunidades es una tarea de primera importancia en el trabajo que hacemos. El desempeño de las librerías con sus extensiones, de las bibliocasas, con las Expediciones Culturales, el trabajo de los autores más relevantes presentando y comentando sus libros, en estrecha relación con las bibliocasas que se han ido creando. Somos de la opinión de que se está haciendo un trabajo en ascenso en ese vínculo con las comunidades y sus procesos de desarrollo, donde la cultura no puede faltar.
Este trabajo lo hemos potenciado y tiene una amplia expresión, pero siempre será insuficiente para las necesidades de las comunidades, no solo en las ciudades sino en cualquier lugar por intrincado que sea. Un reto que tenemos es seguir fortaleciendo este trabajo, porque en la comunidad está el mayor potencial de lectores y ahí está la posibilidad de hacer un mejor trabajo.
¿Qué objetivos y demandas del IX Congreso de la Uneac aún están pendientes o en vías de solución?
Los planteamientos del IX Congreso han tenido una respuesta importante por parte de la institución. Todos los acuerdos han sido cumplidos, están en franco avance y estamos trabajando permanentemente para que cada uno siga teniendo una atención por parte del sistema del libro en el país; pero ha sido positiva la experiencia, el seguimiento de los acuerdos, con el chequeo periódico del Ministerio de Cultura, con la dirección del Partido y de conjunto y en estrecha relación de trabajo con la Uneac, lo que nos ha permitido un sostenido avance.
En esos objetivos y demandas del congreso anterior han estado las líneas principales de trabajo del Instituto, porque son integrales y tienen que ver con la vida del libro en el país.
¿Qué estrategias de la institución tributan a la batalla contra la colonización cultural?
Esa labor está en la esencia de los planes editoriales que aprobamos, evaluando la significación de cada título para enaltecer los valores, nuestra independencia, la historia de este país, en la formación de principios en los niños y jóvenes y de la población en general. Todo lo que hacemos por el respeto a los símbolos patrios, por la historia, contribuye a la batalla contra la colonización cultural. Creo que cada libro bien promovido ayuda a fortalecer la conciencia política de la población para entender qué cosa es el mal de la colonización cultural y cómo combatirla.
¿Qué estrategias y avances ha experimentado la institución en temas como la informatización y la comunicación?
La institución ha trabajado con estrategias en el desarrollo de la informatización y la comunicación. Hoy el ICL tiene un sistema de respaldo y promoción de su programación permanente en el país que le permite de forma constante estar de conjunto con la radio, la televisión, con las redes sociales, divulgando cada obra, cada una de las fechas significativas de la patria, de la literatura, para que todo el pueblo pueda estar en relación directa con estas significativas razones.
Hemos informatizado el sistema productivo, hemos trabajado porque el libro digital tenga un control ordenado en la producción, en la comercialización y en todo el trabajo que hacemos para su venta dentro de Cuba e internacionalmente.
El sistema de comunicación que tiene el instituto es amplio y aborda todo lo que se hace en el país. La programación, las conmemoraciones, los eventos, tienen repercusión en todo el país. Cada evento que hacemos, la Feria Internacional, el Festival del Libro en la Montaña, el Festival de Verano, el Festival del Libro Universitario, en las prisiones y también “Leer la Historia”, tienen permanente presencia en los medios y en las redes sociales que supera lo logrado en tiempos anteriores.
En el área de las inversiones, ¿cuáles han sido las prioridades? ¿Qué se ha logrado y qué mantenimientos constructivos están en proceso?
Un trabajo que hay que seguir fortaleciendo es el de convertir en verdaderos centros culturales cada librería. No ha faltado en ocasiones la intención de, en estos tiempos difíciles, convertirlas en lugares donde no se cumple la misión de la librería. Por eso hemos exigido que el objeto social de cada librería sea respetado y hemos recorrido el país, librería a librería, con el objetivo de rectificar los errores que en determinado momento han pretendido convertir las librerías en puestos de venta de productos no contemplados en el objeto social y creo que se ha revertido esta situación, que en algún momento determinado fue importante.
“Un trabajo que hay que seguir fortaleciendo es el de convertir en verdaderos centros culturales cada librería”.
También se está trabajando en la mejoría de la construcción, reparación y mantenimiento de las librerías, aun cuando todavía hoy hay 16 librerías en el país que están cerradas, pero que de una forma u otra están contempladas en los planes de los próximos años, de conjunto con los gobiernos, con el trabajo de las direcciones provinciales de cultura y de los centros provinciales del libro para que se sumen a la batalla para que las librerías sean centros importantes desde el punto de vista cultural, de programación, de cercanía a los lectores y a los autores. No son solo para vender libros sino también para tener una programación cultural importante desde el libro, lo cual contribuye sustancialmente a que este siga jugando el papel que ha tenido en la Revolución.