Creado en: septiembre 12, 2024 a las 12:03 pm.

Más de seis décadas en defensa del arte lírico cubano

Foto: Teatro Lírico Nacional de Cuba TLNC en Facebook

El arte lírico tiene en Cuba una rica y hermosa tradición. Septiembre acoge con beneplácito el aniversario 62 del Teatro Lírico Nacional de Cuba, en medio de nuevas búsquedas en la intención de revisar cuánto más se puede hacer para promocionar este arte, buscando una proyección novedosa, con diseño renovador y locaciones exteriores, que puedan contribuir a revitalizar el interés del público y la motivación de los artistas para dinamizar su repertorio.

Ante los nuevos derroteros, nos acerca a sugerentes puestas en escena y otros alentadores proyectos, dentro de los cuales destaca la renovación de los elencos a partir de la importancia de poder contar con figuras jóvenes que pueden asumir con su talento las puestas en escena y acercar el género a sus coetáneos.

No obstante, las más de seis décadas transcurridas, permanecen en la memoria popular las decenas de representaciones realizadas durante el primer año de fundado del Teatro Lírico Nacional de Cuba (TLNC), por un numeroso grupo de artistas líricos -cantantes y actores- como parte de un elenco de lujo, sobre todo en la puesta inicial del título Luisa Fernanda, de Moreno Torroba.

Aquella suerte de teatro de nuevo tipo nacía con figuras consagradas, ya hoy desaparecidas, como Rosita Fornés, Sarita Escarpanter (como Duquesa Carolina), Gladys Puig, Alba Marina, Ana Julia (en el rol titular) y los tenores Armando Pico, Antonio Lázaro y Aldo Lario (como Javier Moreno).

A esas míticas funciones, siguieron los principales títulos del repertorio del TLNC interpretados por elencos múltiples: La viuda alegre (Conde Danilo), 1963; La traviata (Germont), 1964; Los gavilanes (Juan), 1965; La princesa de las czardas (Edwin Carlos), 1965; La leyenda del beso (Mario), 1968. Cecilia Valdés (José Dolores Pimienta), 1969; La del soto del parral (Germán), 1969; Marina (Roque), 1969; El barbero de Sevilla (Fígaro), 1971. Molinos de viento (Alberto), 1972. Magníficas voces, verdaderas bellezas, sobre todo de la zarzuela.

Como antecedentes a este suceso, se conoce que las primeras manifestaciones líricas en Cuba databan del año 1776. Más tarde, con el triunfo de la Revolución en 1959, el nuevo Consejo Nacional de Cultura ofrece en el teatro Auditórium, una temporada inicial de ópera popular, a precios asequibles a la población y en el Teatro Payret se presentó una temporada de zarzuela española y cubana, con intérpretes principales destacados como María de los Ángeles Santana, María Remolá, Ramón Calzadilla y Humberto Diez, además de los ya mencionados.

En los años posteriores figuras del arte lírico en Cuba realizaron presentaciones y giras en distintos países, como parte de una compañía que se dedica al cultivo de todas las manifestaciones del arte lírico, la ópera, la opereta, la zarzuela, la música de concierto, así como la música sinfónica vocal.

Además, el Teatro Lírico regularmente ha realizado giras por zonas montañosas y pesqueras, centrales azucareros, y otros parajes de la geografía cubana de difícil acceso.

Dentro del arte lírico en Cuba, la zarzuela merece mención especial. Ese género tuvo entre sus compositores a los destacados músicos Ernesto Lecuona, Gonzalo Roig y Rodrigo Prats. Sobresalen particularmente las obras Cecilia Valdés, de Roig; Amalia Batista, de Prats; así como María la O y Rosa la China, ambas de Lecuona.

Jóvenes talentos, junto a figuras experimentadas, integran hoy el Teatro Lírico Nacional de Cuba, que llega a sus 62 años de creado. Ellos ofrecen en cada presentación muestras de virtuosismo en el canto y la actuación, con lo que mantienen viva la fuerte tradición del arte lírico en Cuba.

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