Creado en: enero 15, 2022 a las 11:01 am.
Para Thiago de Mello, decreto de permanencia
Por Madeleine Sautié
Cuando muere un poeta el mundo se debilita; si el poeta vivió enamorado del mundo y luchó por su bienestar, y defendió la salud de la naturaleza y la dicha humana al entregar versos y energías a las causas justas, entonces arrecia el dolor, y es preciso enaltecerlo.
Ha muerto a los 95 años de edad el poeta brasileño Thiago de Mello –nacido en Barreirinhas, Amazonas–, autor de una obra que por su relevancia fue traducida a más de 30 idiomas y entre la que destaca Los estatutos del hombre.
El Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, expresó en su cuenta de Twitter el «sentido pésame a su pueblo y a sus seres queridos», y lo honró en su partida «con la eterna esperanza de que se hagan realidad, un día no lejano, sus Estatutos del Hombre».
Del conocido texto citó estas palabras que definen la postura política y espiritual del intelectual: «Por decreto irrevocable queda establecido el reinado permanente de la justicia y de la claridad», y afirmó que «el poeta se ha ido, tras larga e intensa vida, pero nos deja sus versos cargados de esperanza».
Cuba guardará eternamente las cálidas palabras que en más de una ocasión le dedicara este luchador social, también diplomático y periodista, que visitara la Isla por primera vez hace 54 años. El viaje tuvo lugar cuando en 1967 fuera invitado por Casa de las Américas para formar parte del jurado del Premio literario y participar en un homenaje al poeta nicaragüense Rubén Darío, a propósito de su centenario.
«Tengo una casa en el mundo, la Casa de las Américas», escribió en un libro de su autoría. De tal tenencia dieron fe sus permanentes contactos con la institución fundada por Haydée Santamaría –amiga suya, y en palabras propias «alma de esta Casa, bandera de su pueblo»; así como la publicación por el Fondo editorial de la entidad, de una selección de su obra poética.
Habiendo sido jurado del Premio en cuatro ocasiones, la apertura del concurso en 1985 lo contempló como mentor de las palabras inaugurales, ocasión en que consideró su presencia y su voz en el recinto, «un reconocimiento de la Casa de las Américas, quiero decir del corazón y de la inteligencia de Cuba al pueblo brasileño. A mi pueblo, en nombre del cual, sí, puedo hablar, fortalecido por el compromiso que, desde hace tiempo, mantengo con su lucha y su camino».
Al jurado que entonces tendría a su haber la premiación lo exhortó a trabajar: «Seamos capaces del mejor empeño y también del mejor juicio para penetrar en la intimidad de la creación de tantos escritores de Nuestra América, los cuales, a través de sus obras, dan testimonio e interpretan, con el poder transfigurador del arte, la vida de nuestros pueblos». Y aseguró que, si bien estaban ahí para premiar obras literarias, el premio más alto sería el de «compartir la vida, esa linda vida que el pueblo de Cuba construye en todos sus días y en todas sus noches».
De Mello, quien recibiera la Medalla Haydée Santamaría, fue contemplado en la colección Palabras de nuestra América, donde ha quedado eternizada su voz. En 2004 regresaría a Cuba para asistir al Coloquio Internacional Culturas de la Amazonía. Al participar en la primera Bienal del Libro de Amazonas, donó sus honorarios a la causa por la liberación de los Cinco Héroes cubanos.
Animado por su confianza en la humanidad, el amigo de Fidel y de Nuestra América escribió: «Queda decretado que los hombres / están libres del zumo de la mentira. / Nunca más será necesario usar / la coraza del silencio ni la armadura de palabras. / El hombre se sentará a la mesa / con su mirada limpia / porque la verdad se servirá / antes del postre.
En esos sueños defendidos, Cuba lo acompaña y decreta eterna vida para el poeta.
Tomado de: https://www.granma.cu/cultura/2022-01-14/para-thiago-de-mello-decreto-de-permanencia