Creado en: julio 3, 2024 a las 08:55 am.
Poetas se adueñan de la última tarde
Por Yelaine Martínez Herrera
La última tarde de la actual Cucalambeana se llenó de poesía. Hasta el Comité Provincial de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) llegaron los rapsodas, dispuestos a rendir tributo -por todo lo alto- a Juan Cristóbal Nápoles Fajardo (El Cucalambé), en su cumpleaños 195. Así sucedió en el Catauro de la Décima y la Fiesta del Bardo.
Con el título “Las voces de mi compay”, se desarrolló la primera de estas citas, que contó con la conducción de los escritores Odalys Leyva Rosabal y Luis Andrés Till. Allí varios poetas compartieron sus creaciones, autores al estilo de Ana Pérez, Armando López Carralero, Raúl Leyva, Aleido Rodríguez y Marina Lourdes Jacobo. También improvisaron décimas Yunisleidy Castillo, Juan Carlos García Guridi, Guillermo Castillo Vega y Dimitri Tamayo. Y se presentó, además, el primer libro de este último, publicado por la editorial Primigenios, bajo el nombre Los peces no lloran.
Como colofón del espacio, se dio a conocer el resultado del Concurso Décima de Cordel, cuyo ganador fue el tunero Luis Mariano Estrada, más conocido por Lewis, con la obra Incertidumbre. El jurado, integrado por Adriano Galeano, Jorge García Prieto y Armando López Carralero, decidió otorgar también una mención a Tremenda Cucalambeana, del coterráneo Eduardo Rosell.
La Fiesta del Bardo, por su parte, con la escritora Yuslenis Molina como anfitriona, continuó el festejo, propiciando que otros inspiradores de la palabra echaran a volar sus versos ante un público amante de la poesía. Asimismo, el dúo Punto Cubano acompañó a los repentistas, enalteciendo esa expresión que constituye Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
En general, en este día fue grande la honra al mayor poeta bucólico del siglo XIX en nuestra Isla. Bien dijo Yunisleidy en una de sus creaciones: “Cucalambé, la expresión/ juglaresca en tu mirada/ enamoró la alborada/ del verso y la tradición. /Despuntó tu corazón/ de palma, ceiba y caimito,/ rapsoda del infinito/ que los laúdes afinan,/ al oír tu voz se inclinan/ los bambúes de El Cornito”.
Tomado del periódico 26