Creado en: junio 18, 2024 a las 09:19 am.

Ricardo Riverón Rojas: la UNEAC como espacio para la renovación y la reflexión

El nombre del escritor Ricardo Riverón Rojas está intrínsecamente relacionado con la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) al ser electo presidente de su Comité Provincial en Villa Clara. El autor, quien es miembro de la organización que agrupa a la vanguardia artística de la Isla hace más de 30 años, asume esta responsabilidad con la firme convicción de mantener a la UNEAC como un espacio para el debate fecundo sobre la cultura y la vida en la nación, donde se potencie lo mejor de la creación artística.

El poeta, cronista, editor y promotor cultural, tiene la misión de mantener el espíritu renovador y transgresor que caracteriza a la Unión y reconoce en su X Congreso una oportunidad para reflexionar y proyectar el futuro de la organización y la cultura cubana que es «espada y escudo de la nación.»

¿Cuáles son sus expectativas al asumir la presidencia del Comité Provincial de Villa Clara?

La presidencia de la UNEAC es una responsabilidad que me viene dada por elección, o sea no es un nombramiento, y como es por elección compromete doblemente. No me comprometo ante unos jefes sino ante una masa que me eligió. Lo primero es mantener una tradición de que la UNEAC sea el espacio donde se concierten las mejores propuestas de lo artístico y en la oferta cultural, o sea la atención a la creación. Que cada día tengan más posibilidades los artistas de crear su obra en el mejor ambiente posible y también de que la UNEAC sea un espacio donde esa obra trascienda el ámbito personal. Que lo trascienda de una manera diferente a como lo hace en las instituciones de cultura. La programación que la UNEAC tiene que armar y orquestar por naturaleza debe ser diferente a la que ofrecen las instituciones culturales. Tiene que ser diferente porque supuestamente el mayor talento, la mayor experiencia, el mayor nivel artístico jerárquico está aquí por lo tanto no procede repetir lo que hacen otras instituciones, no tendría sentido. Tenemos que pensar en una programación que sea multidisciplinaria donde se involucren en una misma propuesta todas o varias filiales de la UNEAC: literatura, música, artes escénicas. Que también esas propuestas se elaboren con el rigor que debe caracterizarlas. Esa es una parte del trabajo, el cómo atendemos la creación porque los caminos son múltiples y cada uno más complicado o diverso y cómo la ofrecemos.

Los retos son muchos porque también la UNEAC es un espacio que tiene que aportar a la reflexión sobre política cultural, la realidad, la cotidianeidad; sobre lo que ocurre en el mundo también: qué ocurre en el arte, en la vida, en la cultura cómo se debe pensar la cultura en Cuba para organizar su promoción, su modo de expresión. La UNEAC siempre se ha caracterizado, y en específico este comité provincial, por la profundidad de sus debates, por la diversidad de sus debates, por ese desprejuicio de sus debates, por los sentidos a veces polémicos que logramos insertar en nuestros intercambios. Por ahí anda la idea general que aún no es una idea con todos sus detalles consolidados pero el hecho de que yo haya estado vinculado aquí a la UNEAC como vicepresidente desde el año 2008 favorece el que tenga una visión de todo lo que se logró en un momento para traerlo de nuevo o renovarlo y que cumpla esta misión que es que seamos un lugar donde se le pone rostros humanos a todo el proceso revolucionario del socialismo. El rostro humano del proyecto político cubano está precisamente en la cultura y la UNEAC es uno de los elementos más importantes de la cultura del país. Eso es lo que debo empezar a enfrentar aquí como presidente de la filial de Villa Clara.

Como usted decía, ha formando parte del comité provincial de la UNEAC durante muchos años ¿Cuánto lo ha nutrido no solo como directivo sino como artista formar parte del comité provincial de la UNEAC?

Yo soy miembro desde el año 90, o sea hace 34 años, y soy del ejecutivo desde el año 2008 como vicepresidente y creo que lo más que me ha aportado a mí como creador es una visión total de la cultura del país, de la multidisciplinariedad de los procesos y eso de alguna manera ha nutrido mi imaginario para que se refleje en mi obra, a pensar con coherencia, a pensar con organización, estructurar el pensamiento creativo, ser libre para poderlo expresar. Pero en el aspecto que más me ha aportado ese vínculo con la UNEAC es en el aspecto de aprender a cómo mostrar la cultura, la creación cómo mostrarla, quizás, de la manera más eficiente para un público. Es en lo que más he aprendido, no solo en la UNEAC porque desde antes yo trabajé en el Centro del Libro atendiendo procesos de creación de una editorial, de un sistema de eventos. Todo eso concurre y aporta, a mi gestión más que a mi obra. Pero también a mi obra porque organizar el pensamiento a la hora de crear tiene que tener alguna repercusión en la obra que yo creo que es más bien subconsciente, no es exactamente que yo voy hacer esto porque lo pensé así, el subconsciente va apropiándose de aspectos que son muchos de ellos emocionales, otros son racionales pero la obra tiene que haberse beneficiado con eso. La medida en que lo hizo no lo sé. Pero yo sé que sí.

Este año se realizará el X Congreso de la organización ¿Cuáles cree usted que son los temas más urgentes a debatir?

De hecho los congresos de la UNEAC son los espacios de debate más intensos y profundos que yo he podido presenciar en la dinámica política cubana. Sobre todo en materia de política cultural pero casi nunca nos quedamos en ese terreno, casi siempre vamos a aspectos que son de la sociedad cubana. Por supuesto que del 2019, que fue el último congreso, al 2024 el país ha sufrido tremendas transformaciones, una parte de ellas, por desgracia, negativas: depresión de los niveles de vida, limitaciones para la gestión cultural, para hacer eventos, pero lo sorprendente de todo eso es que la cultura no ha cesado, ni con bloqueo, ni con pandemia. Nada ha hecho que la cultura cese.

Incluso en el año 2023, según estadísticas del Ministerio de Cultura, se llevaron a cabo más actividades que en años anteriores, o sea creció en ese sentido. ¿En qué crece la cultura? Creció mucho en programación, en actividades presenciales. Eso creció mucho.

Sin embargo otras actividades, como el libro de papel, por ejemplo, que han sufrido una depresión enorme, yo creo que es uno de los temas que se debe discutir en la UNEAC. Rescatar esa producción, quizás gradualmente. Los caminos tal vez no sean los que hemos seguido siempre de las editoriales tal y como las conocemos del Instituto del Libro. Puede haber otros caminos, otros gestores, otras personas que aporten a eso. Las industrias culturales por ejemplo que aporten, las llamadas industrias culturales que para mí no son industrias culturales, son empresas comercializadoras pero que generan un ingreso que pudiera beneficiar a esa producción del libro. Yo creo que esa es una de las grandes carencias que hemos tenido.

Hay otros elementos, por ejemplo, medidas que en lo económico se tomaron pero que no tuvieron un equivalente en las legislaciones que tenemos en la cultura. Por ejemplo, la ley de derecho de autor que se modificó en algunos de sus aspectos, sobre todo los de las publicaciones periódicas. Se venía pidiendo desde mucho tiempo atrás porque nos estábamos rigiendo bajo una ley del año 80, la 157, y se cambió por la ley 70 y se ampliaron los montos a pagar. Por un artículo antes se pagaban 40 u 80 pesos, ahora el mínimo pasó a ser 300 pesos pero después de eso vino el reordenamiento monetario e hizo evaporarse por completo esos aumentos. Yo creo que esas leyes deberían tener nuevamente una mirada desde lo legislativo, desde la Asamblea Nacional. Como la debe tener la ley tributaria porque creo que también tiene un impacto grande en los artistas pues ahora el ingreso nominal es superior sin embargo las escalas del mínimo exento de pago sí se mantuvieron, entonces muy rápidamente los artistas entran en unos montos muy grande a pagar y de pronto usted tiene que tributar el 50 por ciento de lo que ingresa. Si a esto le quita también los gastos en los que incurrió para hacer esa presentación, el artista sale bastante perjudicado. Yo creo que esa es una ley que debía mirarse también y el congreso deberá pronunciarse sobre eso. De hecho ya en la asamblea se planteó.

Hay otros elementos como la dinamización de determinados procesos, los que tienen que ver con lo comunitario y son importantísimos. Porque parecería que no, pero la importancia de lo comunitario está relacionada con las mismas carencias. La gente ya no tiene transporte para moverse fácilmente. Entonces si usted acerca a la comunidad la propuesta cultural pues no pierde ese receptor.

Creo que hay un aspecto a rescatar también por el sistema de la cultura en general que es la relación con las universidades. En determinado momento eso tuvo una dinámica superior que la que tiene hoy. Hoy quizás en la Feria del Libro y el Festival Universitario del Libro y la Lectura, se llevan los libros de los autores allá, pero yo creo que se ha quedado mucho en lo puntual, no va a lo esencial. Por ejemplo las carreras de Letras, Periodismo, Socioculturales de la Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas (UCLV) no participan en las dinámicas de los grandes eventos literarios aquí: de la Feria del Libro, del Premio Fundación de la Ciudad de Santa Clara, de lo que organiza la UNEAC, a no ser que haya algún alumno interesado. Yo digo como institución integrar eso plenamente. Por ejemplo un elemento que está muy deprimido en la vida cultural cubana es la crítica artística y literaria que mejor fuente para la crítica artística y literaria que las universidades. Sin embargo, en otra época nosotros llevábamos nuestros intereses y en la Facultad de Humanidades, donde está la carrera de Letras se hacían trabajos de diploma, trabajos de curso sobre autores y procesos de aquí. Eso es una práctica que se abandonó, ese convenio. Igual un profesor hacía un año sabático con nosotros investigando un tema de nuestro interés a través de una beca. Las carreras universitarias, por supuesto, en la formación no ponen el énfasis total en lo que está aquí inmediato, sino en toda la historia literaria del país y del mundo. Entonces ese interés tiene que conveniarse. Creo que ese es uno de los puntos que también hay que debatir: cómo interactúan la UNEAC y las instituciones culturales con las universidades de un modo más intenso y como digo en las universidades sigo para las escuelas. Las escuelas no creo que estén recibiendo el impacto de la programación cultural con la fuerza que merecería.

Esas son algunas de las cosas, de momento, porque si siguiéramos hablando estaríamos hablando de muchas cosas más y muchas insatisfacciones pero en todas ellas tiene que intervenir la UNEAC, tiene que alertar, tiene que, en la medida de lo posible, ella misma suplir esas carencias. Hay que lograr que la cultura ocupe nuevamente el espacio que le corresponde porque el protagonismo de la cultura hoy ha sido desplazado totalmente por el económico y es entendible, razonable. Hoy son más apremiantes los aspectos económicos que los culturales. «Ganado tengo el pan, hágase el verso», decía Martí. Sí, el pan está primero, es verdad pero en la medida que se recupere el pan la cultura tiene que ir recuperando su protagonismo porque como dijo Fidel en el congreso del año 93 «la cultura es lo primero que hay que salvar» y si perdemos la identidad, la cultura, el valor de símbolo como decía Abel Prieto cuando recibió el título Doctor Honoris Causa en Ciencias Filológicas de la UCLV; ya por ahí vamos a perderlo todo, por ahí vamos a perder a la masa humana esta que nosotros necesitamos que sea cada vez más consciente y más rica culturalmente.

¿Cuánto cree que aporta un espacio de debate como el Congreso de la UNEAC a la propia organización y a la cultura?

Siempre que se hace un congreso se extrae de sus planteamientos y de sus acuerdos un plan de acción que los organismos de gobierno comienzan a tratar de ejecutar. Siempre se trata de llevarlo de la idea a la ejecución. No en todos los casos se concretan como queremos pero siempre ha habido un impacto. Por ejemplo puedo mencionar el congreso del 98, allí afloró el tema del racismo. El tema de la enseñanza artística que se había abandonado inmediatamente tuvo una respuesta de país y de las instituciones. Se ha tratado otros temas como la homofobia. Todos los grandes debates han pasado por los congresos de la UNEAC y siempre la práctica común del estado es listar todo eso y comenzar a tratar de instrumentarlo y hacer que se cumpla por quien tenga que hacerlo. A veces son utópicos, no es posible cumplirlos pero siempre se ejecutan acciones en torno a lo que se plantea. Yo creo que el reto está en que el congreso sea un congreso con el nivel reflexivo que se requiere porque ha habido congresos que no lo lograron, como el del año 2008 que fue un congreso muy fallido, para mí, ya el del 2014 un poco mejor y el de 2019 fue un congreso muy bueno.

Pero pasó todo lo que pasó del 2019 hacia acá y las cosas que se plantearon, algunos se hicieron, se concretaron pero otras están todavía, ahí, en el sueño. La relación con el turismo es un sueño no concretado aún. Las relaciones con el turismo en la medida y con la calidad que la queremos nunca se ha podido concretar plenamente. Congresos más, congresos menos, eso no hay manera realmente de que se haya logrado una fuerza en ese actuar conjunto de los artistas y el turismo. Las flaquezas y las insatisfacciones son muchas pero no las vamos a enumerar aquí ahora.

Desde el momento en el que a usted se le elige como presidente innegablemente su nombre va a estar ligado durante ese período a la UNEAC. ¿A nivel personal cuánta responsabilidad siente con ser el representante en Villa Clara de una organización que agrupa a la vanguardia artística del país?

Lo primero que te puedo decir es que es una responsabilidad que nadie quiere. Yo mismo no la quería. Pero hay un elemento, que pienso que quizás sea en generacional, en mí y que me impide ver el deterioro, la destrucción de las cosas que pudiendo y pudiendo hacer algo yo no lo haga. Yo tengo una edad que me debía haber recogido en mi casa, estoy jubilado hace muchos años. Era vicepresidente no profesional, nunca acepté ser ni siquiera vicepresidente primero. Pero viendo que lamentablemente el mejor presidente que ha tenido la UNEAC en Villa Clara, que fue Antonio Pérez Santos (Tony Pérez), falleció en el 2020, luego la sucesión fue Roxana (Pineda Labairo) que no quiso continuar y todas las perspectivas estaban enfocadas hacia mí. Hay muchas expectativas en torno a mi persona que yo no sé si pueda satisfacer. Lo único que puedo decir es que voy a tratar de esforzarme.

Para mí significa un especie de inmolación desatender aspectos de mi obra y cosas personales para atender aspectos que son de la obra de otros. Pero bueno en un momento determinado decidí aceptarlo y hacer lo que pueda hacer. Siempre va a haber inconformes pero espero que sean los menos posibles.

En las conversaciones con miembros de la UNEAC de Villa Clara siempre las personas mencionan el trabajo de Tony Pérez. Cuénteme cuánto aportó Tony a la UNEAC y cuánto aportó a la cultura en Villa Clara en el tiempo que estuvo al frente de la organización.

Lo primero que aportó Tony a la UNEAC fue un sistema de trabajo. No hacer cosas aisladas, pensarlo todo como un sistema y darle prioridad a los creadores, a los artistas. La prioridad puesta en ese terreno. Lo más importante no eran los empleados de la casa, la parte administrativa, sino los artistas. Eso gracias a él se concretó. Activó muchos proyectos al estilo del momento en que él estaba. Ya muchos de esos proyectos hoy no son los que se demandan los tiempos pero en su momento jugaron un papel grandísimo y le ganó una enorme aceptación.

También creó una imagen de limpieza y de transparencia administrativa. Aportó un sistema de relaciones con instituciones y organismos políticos y del estado envidiable, al extremo que gracias a ese sistema de relaciones se sostuvieron muchos proyectos que la UNEAC no tenía como viabilizarlos económicamente. Esa voluntad de las instituciones con que se relacionó la UNEAC desde el momento de Tony se mantiene. Por ejemplo tenemos un premio, El Hilo y La Cuerda, que la dirección provincial de cultura asume muchas de las cargas que tenemos para ese evento. De no ser así sería un evento bastante deslucido pero gracias a eso tiene otro nivel.

Aparte de eso incentivó un diálogo fecundo. Siempre estuvo convocando al diálogo. Al diálogo profundo, a la polémica sin caer en el irrespeto, siempre estuvo convocando a eso y tuvo una receptividad. Otra cosa que tuvo Tony fue que él aprovechó, no sé si consciente o inconscientemente, un principio que alguna vez le escuché decir a Walt Disney cuando le preguntaron cuál era la clave de su éxito y dijo «porque me he rodeado de personas más inteligentes que yo» Tony se rodeó siempre de personas inteligentes. Inteligentes y trabajadoras que es una cosa muy difícil: hacer equipo. Él hizo equipo aquí en todos los sentidos, entre los creadores y con la parte administrativa.

Logró también mejorar la imagen física de la UNEAC. En su período fue que se hicieron las inversiones aquí en la casa de la UNEAC. Lo transformó todo: el Foro Agesta, la galería, la librería, el Patio Azul. Son ideas que él llevó a cabo, gracias a él fueron posibles. Entonces ese legado hay que tratar de mantenerlo, recuperarlo, llevarlo más allá si se puede.

¿Cuál le gustaría que sea la imagen que tengan los miembros de la UNEAC de su período al frente de la organización?

Lo más cercano posible a lo que hizo Tony Pérez, lo más cercano posible a eso y también de un lugar donde siempre se está pensando para renovarse. O sea, un lugar donde la rutina no debe tener cabida, donde se debe ir más allá de lo repetitivo constantemente. Las prácticas culturales generan rutinas que lo que hacen es alejar al público. Cuando usted repite un esquema muchas veces el público ya se pierde, se aleja. Entonces, eso es quizás una cualidad nueva en la que estoy pensando.

A partir de lo que hicimos en el espectáculo Yo tengo un país, por ejemplo, vincular las cinco filiales de la UNEAC en un mismo espectáculo, nunca lo habíamos hecho. Ya lo hicimos y tenemos que pensar en cosas así. Ahora no hay que repetir ese espectáculo, hay que pensar en otro espectáculo con esas características, otros hechos de programación. Eso sería quizás lo diferente que podríamos aportar, lo otro es acercarnos lo más posible al sistema de trabajo que implementó Tony Pérez.

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