Creado en: junio 7, 2022 a las 12:17 pm.
Seis décadas enseñando el arte
(Tomado de Cubasi)
La enseñanza artística es logro, puntal y garantía de la aplicación de la política cultural de la nación. Y Cuba, un país que (no habría ni que repetirlo) enfrenta los rigores de una crisis económica, agudizada por un bloqueo, un país en el que no sobran los recursos, cuenta con un consolidado sistema para esa enseñanza.
La enseñanza artística está perfectamente articulada, de una punta a otra del país, asumiendo las peculiaridades de cada territorio, atendiendo las necesidades de cada manifestación, y completando el esquema integral educativo: desde el nivel elemental hasta el superior.
Sin ningún lugar a la duda, se puede decir categóricamente: pocos, muy pocos países de esta región pueden exhibir estas credenciales. Hasta el punto de que muchos se asombran de que aquí se cuente con tantas escuelas de arte. Para muchos es como un sueño.
Es que Fidel Castro, quien fue el principal artífice de este auténtico movimiento (basta con leer sus célebres Palabras a los intelectuales), era un visionario. Y un visionario es siempre un soñador.
Sesenta años de la fundación de las escuelas de arte: se comprenderá que hay una experiencia, un trabajo sostenido, una sistematización… Es perfectamente posible reconocer las etapas de ese desarrollo. Y por supuesto, asumir los desafíos de la contemporaneidad.
Estamos hablando de procesos perfectibles, como lo son todos los sistemas de enseñanza. Es la dialéctica. Un plan de estudio no puede ser un objeto de museo. La renovación, la actualización son imprescindibles, atendiendo a la permanente evolución del arte. Ese es un desafío.
Hay otros: el personal docente. La aspiración, que en alguna medida es concreción, es que los mejores artistas cubanos (los que, por supuesto, tengan la capacidad) se integren a los procesos creativos, formen los claustros.
La integración armoniosa de todas las especialidades, dejando atrás estancos muchas veces caprichosos, es otro reto permanente. Es necesario insistir en la proyección social de la enseñanza, haciendo énfasis en el trabajo comunitario: en las comunidades hay mucho talento, encauzarlo es otro de los cometidos de las escuelas de arte. Y para eso es preciso afianzar alianzas con las casas de cultura, con los instructores de arte.
Hay conciencia de esos desafíos, que en definitiva, son oportunidades. Insistimos: la enseñanza artística es garantía de la aplicación de la política cultural. Sin las escuelas sería imposible contar con este entramado. La creatividad natural de un pueblo necesita también del impulso de la educación.
Una versión de este comentario se transmitió en el Noticiero Cultural de la Televisión Cubana.